Cada 6 de diciembre regresa el debate sobre la vigencia o la necesidad de reformar una Carta Magna que prácticamente no se ha tocado desde su redacción hace cuatro décadas. Este año, sin embargo, con el Gobierno en funciones, el conflicto catalán inflamado y las posiciones recentralizadoras del partido emergente Vox marcando la actualidad, la mayoría de partidos han aparcado cualquier debate sobre modificaciones constitucionales.

El jefe del Consell, Ximo Puig, mantiene en cambio su discurso federalista como vía para sacar a España del callejón en el que se encuentra. Lo volvió a hacer el viernes en Alicante: un cambio contra el desafío territorial pero también para proteger en Estado del Bienestar.

Cualquier aspiración, para frustración de los que quieren un cambio, cae en saco roto por las reticencias de Madrid a mover ficha. «No hubiéramos llegado a este nivel de crispación si hace años se hubiera reformado la Constitución, si se hubiera normalizado la idea de que la Constitución puede y debe reformarse», opina el exconseller y profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Alicante, Manuel Alcaraz. «Volvemos al escenario dramático de la Historia de España desde 1812, en que las constituciones no se reforman cuando se tensa la cuerda. Las constituciones siempre son derrotadas por golpes de Estado, pronunciamientos, aunque ese no sea el caso hoy», lamenta.

Alcaraz coordinó hace casi dos años una propuesta de reforma constitucional descentralizadora de la Generalitat que, por primera vez, lanzaba una autonomía. Ni el Consell ni las Corts, pese a que pueden hacerlo, han activado el mecanismo para proponer la reforma.

¿Cómo lo ve el hoy profesor? «La Constitución está madura. No hay que seguir mimándola. Es un triunfo rotundo y radical, la mejor de la historia con diferencia, pero todo ha cambiado en 41 años, y no solo Cataluña. La pregunta no es si hay que reformarla, sino cuándo y cómo. Desde que los constitucionalistas se distinguen por no leer la Constitución, vamos mal», lamenta.

Más allá de la plurinacionalidad, «nuestra propuesta incluye muchas cosas. Es importante una reflexión sobre los valores: libertad, igualdad, pluralismo, justicia,... pero debemos hacer un debate sobre nuevos valores como la sostenibilidad, la hospitalidad o la paridad», dice el exconseller a modo de ejemplo.