En este noviembre ha predominado el paso de perturbaciones atlánticas, con advecciones del noroeste principalmente, y también con flujos del oeste y suroeste. La masividad de la península Ibérica con la presencia de cordilleras con diferentes alineaciones hacen que las masas de aire atlánticas lleguen muy desgastadas al litoral mediterráneo, principalmente en el este y sureste, no tanto en el litoral de Cataluña, en el noreste. En este área el déficit de precipitaciones ha sido menos importante que en zonas más meridionales. Ha habido récord de precipitaciones para un mes de noviembre en muchos lugares de la fachada cantábrica, donde se han producido desbordamientos de ríos. Uno de los récords se ha producido en la ciudad de Oviedo, con más de 300 mm, mientras que en muchos sectores del litoral mediterráneo no se ha llegado ni a 10 mm. Por otro lado como también ha habido vientos del suroeste o abregos, ha llovido bastante en la fachada costera meridional atlántica y en la Depresión del Guadalquivir. Las nevadas han sido muy importantes algunos días en cotas no muy elevadas (superiores a los 700 metros) del tercio norte de la península Ibérica, especialmente a mediados de mes.

Sin embargo, las temperaturas más altas de lo normal, bastante suaves, por efecto de la circulación zonal, han provocado una fusión de la nieve en las cordilleras por debajo de los 1.800 metros. Las cabeceras de los ríos mediterráneos han recibido bastante precipitación, afortunadamente, ya que los flujos atlánticos se reactivan cuando ascienden los diferentes macizos de la Cordillera Ibérica o los Pirineos. Las temperaturas han sido ligeramente inferiores en gran parte de la península Ibérica, solo las áreas mediterráneas mencionadas anteriormente, donde el efecto Foehn es más relevante, han tenido una anomalía térmica ligeramente positiva.