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Reflexión

Adela Cortina: "Las ONG deben dejar esa denominación y llamarse organizaciones cívicas"

La catedrática dice que el KKK "también es una organización sin ánimo de lucro" y argumenta que hay que "recalcar la solidaridad del voluntariado"

«Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) deberían dejar de llamarse así. Yo apuesto por la denominación Organizaciones solidarias o cívicas, por ejemplo». Son declaraciones de la catedrática de Ética de la Universitat de València y dirctora de la Fundación Étnor, Adela Cortina, que fue ayer la ponente elegida en la presentación del XXI Congreso Estatal de Voluntariado que se celebra en el Museo Príncipe Felipe de València hasta las 17 horas de esta tarde. Cortina realizó su ponencia «El voluntariado y la transformación del mundo», junto a la directora general de Atención Primaria y Autonomía Personal, Mercé Martínez, y ante las más de 500 personas asistentes.

Cortina, amante del lenguaje y quien ha conseguido que la palabra «aporofobia» (miedo y rechazo a la pobreza) esté reconocida por la Real Academia de la Lengua Española (RAE) desde 2017, argumentó el porqué rechaza la denominación de ONG. «A ver, el Ku Klux Klan (KKK) también es una organizacion no gubernamental sin ánimo de lucro. Por eso hay que cambiar la denominación para recalcar la solidaridad que caracteriza al voluntariado», explicó. Más allá de la designación de las entidades, Cortina abordó qué deben hacer los tres sectores implicados en el voluntariado: el político, el económico y el social.

De entrada, para la catedrática de Ética, la política «no tiene que hacer felices a las personas» porque de lo que sí tiene obligación es «de hacer justicia y la justicia se exige. La política tiene la obligación de poner unos mínimos para que cada persona pueda tener un proyecto de vida, pero las cuestiones de felicidad no son una cosa de los políticos porque eso va unido a ese despotismo ilustrado de 'todo por el pueblo pero sin el pueblo'. Lo que sí es injusto es que se diga que 'alguien no tiene derecho' porque hay opiniones que no son respetables. La política no debe ser protagonista de la vida pública ni debe aparecer como 'salvadora'. La política debe garantizar que la sociedad tenga una justicia mínima».

El sector económico, por su parte, «debe ayudar a crear buenas sociedades porque tienen una responsabilidad social», y es por ello por lo que «deben crear riqueza de forma responsable para que las personas puedan llevar a cabo sus proyectos de vida».

Respecto al papel que debe tener el sector social, Cortina destacó el valor supremo «de la solidaridad cuya labor es empoderar a las personas más vulnerables y protegerlas. Es una tarea ligada a las personas para crear sinergias».

La catedrática también aseguró que ante los discursos de odio «es necesario el trabajo de un voluntariado» que debe tener claras las siguientes funciones: «la crítica, entendida como análisis y no como insulto; la denuncia, en situaciones donde los derechos no se protegen porque el voluntariado tiene la tarea de denunciar; la asistencia, pero siempre subsidiaria cuando quienes deben realizar esta tarea no la cumplen; y la innovación, que para mí es la más importante, porque es el descubrimiento de necesidades que aún no se han formulado. Se trata de decubrir donde hay una necesidad para ir por delante».

Acabar con la aporofobia

El objetivo principal que debe perseguir el voluntariado, según Adela Cortina, es «acabar con la aporofobia, con el rechazo al pobre, porque, como bien ha dicho Mercè Martínez, no molestan tanto los extranjeros, como los pobres. Y el problema surge ante quienes parece que no tienen nada interesante que ofrecer a cambio en esa especie de racionalidad recíproca de quien solo está dispuesto a dar con tal de recibir. Eso es parte esencial del neoliberalismo que hay que combatir. Por eso el voluntariado debe acabar con la aporofoibia porque una sociedad democrática no puede ser excluyente, sino inclusiva».

Por último, Cortina hizo alusión a la «compasión» que es «necesaria practicar» porque lleva a la «empatía» y al «compromiso». «Compromiso compasivo es lo que necesitamos», concluyó, porque «nadie debe quedar excluido porque todos tenemos dignidad y no solo un simple precio».

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