Gorgui Lamine Sow, el ‘héroe’ que salvó la vida de un hombre al incendiarse su casa en Dénia, su pareja, Gana, y la hija de ambos, ya son ciudadanos de Gandia. Esta mañana ha acudido a formalizar los trámites de empadronamiento en la oficina gandiense.

Lamine llegó al Padrón acompañado por su familia y por el representante de la Asociación de Senegaleses de Gandia, Busta, quien le mostró su absoluta disposición para ayudarle con el idioma y con toda la documentación que debía aportar. Junto a ellos estuvo también la concejala gandiense Liduvina Gil.

Tras formalizar los trámites, Lamine sostenía los tres justificantes de empadronamiento con la satisfacción de «haber dado un paso importante para mí y para mi familia, ya que ahora estamos mucho más tranquilos teniendo nuestro lugar de residencia en Gandia».

El ‘héroe de Dénia’ explicó a este periódico nada más formalizar los empadronamientos que está «muy contento por dar un paso más en mi situación y en la de mi familia». Cabe destacar que Lamine y su familia han vuelto a empadronarse en Gandia tras haber tenido que irse unos meses a Madrid por el nacimiento de su hija, ya que en la etapa anterior al embarazo residieron durante casi dos años en la ciudad que les acogió tras llegar de Senegal.

Lamine explicó a este periódico que «el Gobierno de España ya me ha dicho que me van a dar los papeles de residencia para poder quedarme legalmente en este país», aunque no sabe exactamente cuándo ocurrirá, si bien le han asegurado que «van a hacer los trámites lo más rápido posible». Ante este compromiso que la Delegación del Gobierno ha adoptado con el ‘héroe de Dénia’, Lamine asegura que está «muy agradecido a la respuesta que han tenido los políticos y las instituciones para ayudarme a mejorar mi situación en España».

El migrante senegalés, de tan solo 20 años, vive en la habitación de un «piso patera» de Gandia con su mujer y una hija de pocos meses. El deseo de Lamine, que explicó mientras su mujer asentía con la cabeza, es «poder tener todos los papeles en regla para vivir en un piso digno para los tres». Para conseguir el objetivo que mejoraría las condiciones de su familia, el senegalés detalló que «ahora que ya estamos empadronados, solicitaré las ayudas de residencia al Ayuntamiento de Gandia para poder acceder a un piso normal».

El consistorio gandiense, mediante la concejala Liduvina Gil, explicó a este periódico tras el empadronamiento que «el ayuntamiento estudiará si puede acogerse a la situación de excepcionalidad del caso de Gorgui, ya que la ley estipula que hasta que los ciudadanos no cumplan un año de residencia no se le pueden otorgar ayudas de ningún tipo». Gil admitió que la predisposición «es muy buena para ayudarle a él y a su familia», pero que ahora son los Servicios Jurídicos los que tienen que determinar «si nos podemos acoger a la excepcionalidad de su caso para ayudarle o debemos esperar hasta que cumpla un año empadronado en Gandia para hacerlo».

Vuelta al trabajo

Lamine reconoció que, desde que se convirtió en el salvador del vecino de Dénia, hace una semana, «no he podido volver a trabajar por toda la repercusión que se ha creado». Minutos después de formalizar los trámites de empadronamiento en Gandia, el joven senegalés puso rumbo al puerto de Dénia para volver al trabajo. «Necesito volver a trabajar para que mi familia pueda comer y seguir pagando lo que nos cuesta la habitación en la que vivimos los tres», admitió Lamine mientras guardaba los justificantes de empadronamiento que acababa de firmar en la oficina gandiense.