El Bloc dio ayer un paso crucial para salir de la encrucijada sobre su futuro. La dirección de la formación valencianista consiguió salvar el primer escollo en su hoja de ruta hacia la pretendida refundación del partido con la aprobación de la propuesta de abrir el futuro congreso de finales junio a los independientes adheridos a Compromís que no forman parte de la principal pata de la coalición. No obstante, en el Consell Nacional de este sábado volvieron a evidenciarse las tensiones internas que genera el debate sobre el encaje que han de tener el Bloc y sus esencias identitarias dentro del proyecto de la coalición naranja.

Aunque el acuerdo planteado por la Ejecutiva Nacional fue validado con el 73 % de los apoyos de los participantes en el cónclave, la votación resultó más ajustada de lo que puede parecer a simple vista. La dirección necesitaba una mayoría de dos tercios para dar luz verde a la propuesta, el equivalente a 108 votos. Finalmente, el «sí» recabó un total de 119 papeletas -once más de las necesarias-, mientras que 44 asistentes rechazaron la medida, un 27% del total de votos. Como contó este diario, siete delegaciones comarcales se habían posicionado en contra de la idea de dar cabida como miembros de pleno derecho en el congreso a los integrantes de Compromís que no militan en ninguna de las marcas fundadoras de la alianza y que podrán realizar aportaciones organizativas e ideológicas en el marco del proceso.

En cualquier caso, la ejecutiva aceptó la propuesta del sector crítico que obliga a los adheridos que quieran participar en el VIII Congreso del Bloc a integrarse en un censo, de forma que pasen a ser militantes temporales y acepten por escrito los principios ideológicos de la formación, siempre que se inscriban dentro del plazo marcado. De esta forma se pretende no generar un agravio comparativo con los militantes de base del Bloc, que también han de inscribirse.

El Consell Nacional también ratificó el reglamento precongresual y la configuración del órgano encargado de organizar el congreso, presidido por Elena López, asesora en las Corts de 28 años y partícipe de MÉS, una corriente crítica de Compromís surgida a finales de 2018 para «dar voz a gente que no la tiene a pesar de ser militante» y reivindicar «un espacio transversal» en el seno de la coalición. Entre los 15 miembros de la comisión organizadora también figuran varios militantes de la facción más soberanista, Bloc i País, que ha cuestionado la apertura del congreso a los adheridos a Compromís y ha pedido una mayor participación de las bases.

En pleno debate en torno al excesivo protagonismo de Mónica Oltra (Iniciativa) y el peso que presumiblemente ganará Marzà en el futuro de la coalición, la coordinadora nacional del Bloc, Àgueda Micó, llamó a «fortalecer orgánicamente el partido desde la cohesión y la diversidad, huyendo de personalismos» y reivindicando el «valencianismo de izquierdas» dentro del giro hacia una filosofía más social que identitaria.

En el cónclave hubo espacio para la autocrítica. Varios intervinientes emplazaron a «recuperar» y «reconstruir» las relaciones entre la dirección de Compromís y las bases y cuestionaron la política de pactos tras los últimos resultados electorales o la falta de cohesión entre las diferentes patas de la coalición. Micó reivindicó el «proyecto compartido» y llamó a «ir de la mano» para consolidar el proyecto de Compromís a la hora de defender el congreso abierto. En una línea similar se expresó Joan Baldoví. «Hemos encontrado una herramienta muy potente y hemos de fortalecerla, porque nos hace transversales y nos permite llegar a grandes capas de la sociedad y estar en las instituciones», zanjó. El mismo mensaje mandaron otros históricos del Bloc: la formación no puede alejarse de Compromís e ir en solitario.