El telón de acero levantado por la jerarquía eclesiástica no ha sido obstáculo para que la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) continúe dando pasos hacia la normalización del valenciano en el seno de la Iglesia. Desde su creación, en 2001, la comisión de textos religiosos de la institución normativa en materia lingüística ha traducido a la lengua autóctona alrededor de un 90 % de los documentos litúrgicos al alcance de los sacerdotes, entre ellos el primero y principal: el misal romano, un libro que contiene las ceremonias, oraciones y rúbricas para la celebración de la misa.

Las manifestaciones con las que el arzobispo de València, Antonio Cañizares, ha abrazado el secesionismo lingüístico han supuesto la confirmación de que, bajo su pontificado, no verá la luz el trabajo que ha ido publicándose periódicamente en la web de la institución académica oficial.

Fuentes de la entidad reivindican que todos los pasos adoptados «se han hecho con consenso» en la comisión, en la que inicialmente estaban Xavier Casp (impulsor de la Real Academia de Cultura Valenciana) o el canónigo de la Catedral Ramón Arnau, presidente de la misma con el plácet del PP y del entonces arzobispo Agustín García Gasco.

Junto a estos hubo varios miembros ligados al conservadurismo como Alfons Vila, así como integrantes de entidades secesionistas. Las presiones de los sectores más radicales mantienen bloqueado el proyecto de la AVL, que ha traducido y publicado los documentos básicos de la misa, las oraciones, los rituales, las misas de Sant Vicent Ferrer, la Mare de Déu y de l'Assumpció, junto con tres ciclos de lecturas de domingos y de las solemnidades.

En la actualidad, la comisión de textos de la Acadèmia está enfrascada en la valencianización de textos paralitúrgicos como la plegaria de los fieles, a la espera de que tome posesión un arzobispo que cumpla las recomendaciones del Vaticano y acepte tramitar el misal en valenciano.

Cambio del derecho canónico

En 2017, la Santa Sede cambió el derecho canónico para establecer que las traducciones litúrgicas, ratificadas por los obispos diocesanos y aprobadas por las conferencias episcopales, ya no deben ser sometidas a una revisión minuciosa.

Bastaría que uno de los tres obispos de las diócesis valencianas aprobara el misal en valenciano para darle validez provisional. Bajo la misma provisionalidad tiene vigencia canónica el Llibre del Poble de Déu, autorizado por el arzobispo José Mª García la Higuera en 1974.