El movimiento feminista ha reaccionado en el último año a las propuestas que apuntan a una regulación del trabajo del sexo. En marzo se presentó a los medios de comunicación el Front Abolicionista, una plataforma que surge dentro del movimiento feminista valenciano y que tiene como objetivo lograr abolir la prostitución y la reinserción laboral y social de las víctimas.

Consideran esta práctica como un atentado contra la dignidad de las mujeres y sus derechos como seres humanos. Por ello, piden una renta básica y apoyo sanitario a las víctimas, así como que las administraciones persigan a los proxenetas.

En el lado opuesto del debate se encuentran colectivos como CATS (Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo), una ONG que defiende regular el trabajo del sexo.

En julio, el Front Abolicionista denunció que la Generalitat había subvencionado a CATS con 7.586,11 euros para realizar un estudio. Desde la ONG respondieron que su trabajo consiste en ofrecer una atención integral a las personas que ejercen la prostitución y buscar alternativas laborales.