Pilar y Víctor, embarazados de su primer hijo, salían de cuentas el pasado 21 de diciembre. El pequeño Rubén, sin embargo, tenía otros planes y ninguna prisa por salir. Al final, Rubén nació por cesárea en el Hospital Doctor Peset de València ayer por la mañana, 1 de enero de 2020. El ser remolón ha tenido premio, sobre todo para su padre: Víctor podrá disfrutar junto al pequeño doce semanas y no las ocho que le correspondían hasta el 31 de diciembre de 2019.

Y es que ayer entraba en vigor la segundo ampliación del permiso de paternidad previsto en el Real Decreto Ley de Garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y que ya concedía desde abril ocho semanas de baja para los padres o segundos progenitores, tres más que hasta entonces.

Víctor sabía de este cambio a partir de enero pero con fecha prevista de parto «el 21 de diciembre, ni se me había pasado por la cabeza», reconocía ayer. Él, funcionario del Estado, va a optar por disfrutar de las 12 semanas seguidas «no para ayudar», puntualiza, «sino para disfrutar y cuidar de él, porque es mi hijo igual que es de ella», explica. Con esta concepción de la paternidad, Víctor aplaude el aumento del permiso de paternidad pero le pone peros a que el de maternidad siga estancado en las 16 semanas. «Está bien que se aumente el nuestro pero me parece mal que el de maternidad sea solo de 16 semanas cuando la OMS recomienda una lactancia mínima de seis meses».

Algo parecido les pasó a Javi y Aida , los papás de la primera niña nacida en la provincia de Valencia este 2020: Carme, que nació en el Hospital Francesc de Borja de Gandia a las 1.43 de la madrugada. «No me esperaba que podría beneficiarme de esta nueva norma, porque el parto estaba previsto para el 23 de diciembre», explicaba ayer Javi. Pero la niña se retrasó una semana y para él ha sido toda una sorpresa porque, como apunta, «ya me había hecho a la idea de que iban a ser ocho semanas». Javi Garcia asegura que le parece «de maravilla» la nueva medida porque «permite que los dos podamos atender a la pequeña durante las primeras semanas y organizarnos en casa, porque no es lo mismo tres que cuatro (la pareja ya tiene otro niño)». El joven recuerda que con su primer hijo, Cesc, que ahora tiene cuatro años, apenas tuvo quince días de permiso, algo que considera que «era muy poco».

«Bien, pero llega tarde»

Un poco más claro lo tenían Jose y Marian, que ayer dieron la bienvenida a su segundo vástago: Leo, que nació a las 13,47 horas en el Hospital de Manises. Saliendo de cuentas el día 30, cabía la posibilidad de entrar en la nueva normativa, que Jose ha recibido con los brazos abiertos, aunque considera que la igualdad de semanas de baja que busca el real decreto (y que se alcanzará de aquí a un año) llega «tarde. Debería haber sido igual desde un principio y que la igualdad fuera algo natural entre padres y madres».

Él, sin embargo, y por cuestiones laborales, disfrutará de las cuatro semanas de baja obligatoria pero, el resto, durante el llamado periodo de crianza, optará por la opción de la reducción de jornada. «Por mi trabajo no me puedo permitir hacerlo de otra manera», explica Jose.

Para la profesora de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Eva Rimbau, el poder elegir en este periodo y no hacer toda la baja obligatoria «no ayuda a reducir la discriminación laboral que sufren las mujeres», motivo por el que se promulgó el decreto.

«Por razones laborales, sociológicas y económicas, los hombres no suelen coger las bajas opcionales o las cogen por menos tiempo que las mujeres. La medida facilita que los hombres participen en la crianza de los hijos en condiciones de igualdad, pero en la práctica seguirán existiendo comportamientos diferentes en relación con esta cuestión y esto mantendrá la actual percepción negativa que algunas empresas tienen con respecto a la contratación de mujeres», afirma.