«Ya hemos acabado», aseguraba con un suspiro la trabajadora del peaje de la AP-7 en Silla, que la noche del 31 de enero acababa su jornada y también su contrato laboral. Es una de las 140 personas despedidas por el fin del peaje en la AP-7, la cara amarga de la noticia que ha alegrado a todos los usuarios de la autopista, sobre todo a los vecinos del Baix Maestrat, la Safor y la Marina.

Las barreras para impedir el paso de los vehículos sin previo pago se levantaron poco después de las 20 horas del 31 de enero entre la incredulidad y el desconcierto de los primeros usuarios que viajaron gratis total por la AP-7. En el antiguo peaje de Silla quedaron dos pasillos abiertos por sentido y ningún operario vigilando las cabinas. Aunque alguna máquina seguía proporcionando tiques. Y uno de los semáforos que debía dar salida a los usuarios se empeñaba a veces en seguir en rojo sin facilitar el paso.

Ante la ausencia de operarios que informaran sobre las nuevas circunstancias de la autopista, las decenas de automovilistas que pasaban por el peaje de Silla a pocas horas de la Nochevieja preguntaban a los periodistas de Levante-EMV, vestidos con chalecos amarillos reflectantes para garantizar su seguridad. «¿Ya no se paga?»; «¡no sale el tique!»; «¿por qué no se pone el semáforo en rojo?»; «¡no se levanta la barrera!», exclamaban los usuarios. Aunque sólo los periodistas del Levante-EMV, desplazados hasta la zona para vivir los primeros momentos de la nueva carretera gratuita, podían escucharlos.

La trabajadora de Abertis ya había colocado en cada cabina carteles que decían «No se detengan. Non stop», para facilitar el paso fluido, pero el adelanto de la gratuidad (previsto inicialmente a la medianoche y adelantado a las 20 horas) dejó descolocados a los primeros usuarios gratis total.

En otro de los pasillos con semáforo en verde que permitía el paso, nadie levantaba la barrera. Pasaron los minutos. Un conductor se impacientó, pero sus insistentes pitidos no provocaron la salida de ningún operario de la concesionaria de la autopista, así que finalmente alrededor de cuatro coches apelotonados en uno de los carriles decidieron dar marcha atrás y pasar por uno de los viales que permitían pasar libremente. Sólo uno de ellos proporcionaba tiques, aunque nuevamente fueron los periodistas de Levante-EMV quienes tuvieron que informar a los automovilistas que el chequeo es un mero formalismo porque a la salida de la autopista ya no pagarían el trayecto.

Aunque ningún incidente empañaba la alegría que se apodera de los automovilistas que cruzaban las barreras haciendo sonar el cláxon al librarse del peaje, tras cuarenta ocho años de pagos religiosos por recorrer los 374 kilómetros que separan Tarragona y Alicante.

Es el caso de la veintena de militantes de la agrupación socialista de Oliva que acudieron antes de la cena de fin de año a peaje, a brindar con cava, traca y fuegos artificiales la entrada o salida de cada vehículo por el peaje con las barreras levantadas. Entre los asistentes el diputado de Hacienda de la Diputación de València, Vicent Mascarrell, el alcalde de Alqueria de la Comtesa y presidente de la Mancomunitat de la Safor, Voro Femenia, y la vicealcaldesa de Oliva, Ana Morell. «Queremos reivindicar que ha sido un ministro socialista el que ha permitido el fin del peaje en la AP-7, lo que mejorará la calidad de vida y liberará de tráfico las poblaciones más castigadas como Alqueria de la Comtesa, Bellreguard, Oliva y Palmera.