H. T., el joven argelino de 16 años que se encontraba interno en el CIE de Zapadores, fue este fin de semana puesto en libertad y trasladado a un centro de menores, como ordenó un juez, tras comprobar en la documentación aportada por CIE NO que no había cumplido la mayoría de edad.

El 30 de diciembre, la campaña presentó un escrito ante el juzgado de Instrucción número 3 de València junto a fotocopias de la documentación del menor y de su partida de nacimiento. El 2 de enero, según apuntan, se registró un escrito en el juzgado de control, pidiendo su inmediata puesta en libertad; y el juez dictó un auto en el que probaba «la autenticidad» de los documentos y ordenaba el «inmediato traslado» de H. T. a un centro de menores, unos trámites que se iniciaron el sábado.

Desde CIE NO aseguran que el joven, que ha pasado una semana en el centro, «nunca debería haber padecido» este encierro, puesto que ya enseñó la documentación fotocopiada cuando fue detenido en Almería, donde llegó en patera.

Además, exigen a las autoridades que investiguen «por qué le asignaron un año de nacimiento que lo convertía en mayor de edad», lo que ya ocurrió en otro caso el pasado mes de julio. «Coinciden modos de actuar», critican: «les asignaron el mismo día y mes de nacimiento que figuraba en las fotocopias que llevaban, pero retrasaron dos años sus nacimientos».

Según estas fuentes, «el encierro de menores es una práctica convertida en habitual [hubo 89 en 2018 en España], y muchos acaban privados de libertad y deportados, vulnerando toda la normativa de protección de menores».

Los internos acaban la huelga

Por otro lado, los internos decidieron ayer finalizar la huelga de hambre que iniciaron el viernes por la tarde y que mantuvieron durante día y medio, reclamando su libertad. Desde CIE NO recordaron que, en el centro, los migrantes tienen «poca capacidad de protesta y de llevar a cabo acciones de resistencia», que son «bastante recurrentes» pero, en ocasiones, «se silencian». Por eso, denuncian su «situación de vulnerabilidad» y recalcan que los migrantes no deben «invisibilizarse». Además, defienden que las protestas son «una reivindicación política fruto de una situación de opresión».