Aunque aún falta por establecer la distribución de competencias del nuevo Gobierno de España, una de las que ya parece decidida es que la agenda social recaerá en Pablo Iglesias, uno de los tres vicepresidentes del gabinete Sánchez.
El líder de Unidas Podemos se convertirá, de ese modo, en el interlocutor directo en Madrid de la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, también portavoz y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, que deberá mostrarse reivindicativa ante el político estatal con el que mejor ha encajado en los últimos años y con el que ha compartido campañas y mítines en dos ocasiones, aunque en las últimas generales Compromís, el partido que lidera Oltra, prefirió aliarse con Íñigo Errejón antes que con Iglesias, pero en contra de la opinión de la vicepresidenta.
La mayoría de las competencias sociales están transferidas a las autonomías, pero por la mesa del futuro vicepresidente de Asuntos Sociales pasará presumiblemente avanzar en una de las exigencias clave del departamento de Oltra, la de que el Estado financie el 50 % de la dependencia, algo a lo que obliga la ley, pero que no se cumple ni para la valenciana ni para el resto de las autonomías. Por tanto, esta será una reivindicación que Oltra tendrá que plantear a Iglesias y que forma parte del acuerdo que han firmado Compromís y el PSOE con el objetivo de alcanzar ese 50 % durante la legislatura.
Fuentes de la vicepresidencia aseguran que la máxima es que «lo que vale para Montoro vale para Montero», una frase con la que se quiere remarcar que la reivindicación del Consell se mantiene independientemente de quién gobierne en Madrid, ya sea el PP, el PSOE o ahora Unidas Podemos, que asumirá los ministerios sociales ya que la portavoz parlamentaria Irene Montero está llamada a ser ministra de Igualdad, otra competencia de Oltra, y el coordinador de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ocupará la cartera de Consumo.
En la sede de la vicepresidencia del Consell señalan que las exigencias no serán directas a Iglesias o Montero, sino a todo el Gobierno de Sánchez, al que se reclamarán temas clave como la reforma de la financiación o la tasa de reposición, que permita al Consell ampliar su plantilla, otra exigencia de Oltra y que es clave para llevar adelante sus políticas sociales.
Cambio de paradigma
Pero a la vicepresidenta le llega el momento de mostrar su perfil más reivindicativo por primera vez ante un político «amigo», algo que supone un cambio de paradigma tanto para la lideresa de Compromís como para la coalición, acostumbrada a hacer oposición al Gobierno de Madrid tanto si era del PP como ahora con el PSOE.
Oltra comparte una posición política muy cercana a la de Iglesias, aunque Compromís prefirió a Errejón en las generales. La vicepresidenta mantiene buena sintonía personal y en el pasado una interlocución muy fluida con el líder de Podemos, relación que, según las fuentes, se ha cuidado pese a que en el algún momento dio la sensación de que se quebraba.
Con todo, desde la conselleria de Igualdad señalan que las exigencias sobre el pago de la dependencia o cuestiones como la tasa de reposición no son tanto competencia de Iglesias sino de la ministra de Hacienda, María José Montero, que unidas a reivindicaciones históricas como la reforma de la financiación o el pago de la sanidad a enfermos atendidos que residen en otras autonomías (Foga histórico) pasa por una decisión del conjunto del Gobierno.
Pero en principio todo apunta a que la agenda social del nuevo Ejecutivo estará en manos de Podemos, aunque repartida por distintos ministerios entre los que está Igualdad, área que ahora correspondía a la vicepresidenta Carmen Calvo, e incluso otros como Sanidad, aunque en este caso previsiblemente en manos del PSOE y que es el responsable del Consejo Territorial de Política Social.
En el ámbito partidista y pese a la cercanía entre Oltra e Iglesias, el dirigente de Podemos no acabó contento con el trato que le dispensaron en Compromís en los últimos tiempos, sobre todo después de que tras la alianza de 2016, la coalición valenciana rompiera con el líder morado y decidiera marcharse al grupo mixto. Y ante las últimas autonómicas y generales, la coalición rechazó el pacto con unas formas que en Podemos calificaron de desprecio.
