«El PP debe centrarse, moderarse y tender la mano, pero también debe ser contundente en los temas esenciales». La frase, que encierra una paradoja en sí misma, la pronunció ayer la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, en una comparecencia después de haber reunido al consejo de dirección.

La cita tenía por objetivo fijar la estrategia después de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno en el marco de un debate parlamentario en el que el líder popular, Pablo Casado, mostró su cara más agresiva. Su intervención(muy alejada del centro y en varias cuestiones coincidente con Vox) ha abierto un debate interno en el PP sobre qué estrategia debe seguirse en la legislatura: oposición radical o moderada. O consumar el giro a la derecha que interrumpió el fiasco electoral del 28 de abril o seguir buscando el centro. O azote del Gobierno de Sánchez u hombre de Estado.

El dilema que Génova no ha resuelto tiene partidarios de un lado y de otro. Bonig trató de evidenciar ayer que se encuentra entre las voces que piden a Casado que no se desmadre. Habló de moderación y reiteró que tendía la mano al presidente Ximo Puig para un pacto en materia educativa y en financiación autonómica.

El PPCV lleva tiempo apostando por un discurso más centrado que les permita recuperar al votante de Ciudadanos. Sostienen que el votante de Vox es más difícil de recuperar. «Ciudadanos se equivocó al querer parecerse al PP y nosotros nos equivocaremos si pretendemos parecernos a Vox», reflexionaba ayer una dirigente.

El debate nacional se trasladó ayer al consejo de dirección y la conclusión fue que el PPCV debe continuar como hasta ahora y evitar lanzarse a la calle dejándose arrastrar con Vox.

Siguiendo la instrucción de Génova, el PPCV no secundará la manifestación del domingo convocada por la extrema derecha contra Pedro Sánchez, si bien se fijó que, como se ha hecho hasta ahora, sí se unirán a las protestas en materia educativa convocada por la escuela concertada.

En la encrucijada

Ahora bien, la organización valenciana, achicada por Cs y Vox, se encuentra en similar encrucijada que Génova. La mayoría da por hecho que esta será una legislatura bronca y que ejercerán una oposición muy dura. Desde el entorno de Bonig se defiende que Sánchez empuja al PP a la radicalidad porque ha apostado por la radicalidad al apoyarse en Bildu y ERC.

Y es que la moderación que busca Bonig se antoja complicada. Varios dirigentes consultados apuntan que, en todo caso, se está a la expectativa de la posición de Casado, aún por fijar. En todo caso, el contexto tanto nacional como autonómico conduce a un PP con el cuchillo en la boca. Varios cargos admiten que será difícil no elevar el tono cuando los acuerdos de Sánchez con el independentismo tienen una lectura en clave valenciana. Hay más munición que nunca porque ahora Sánchez ha convertido en realidad el fantasma del catalanismo, dicen. Toda concesión a Cataluña será interpretada como un agravio a la Comunitat, sobre todo, en materia de financiación. En estos temas «esenciales», el PP irá a por todas y no hay voluntad de moderarse. El PPCV, además, continuará con la batalla judicial y el ataque política contra el presidente Ximo Puig a cuenta de las subvenciones a su hermano.

Bonig, además, debe seguir peleando para que en la tribuna el líder de Cs, Toni Cantó, no le robe el protagonismo. Y es que el discurso exaltado de Cantó arrastra a una ya de por sí guerrillera Bonig.