El propietario del club de alterne Mesalina, el local donde presuntamente se gestó el asesinato del alcalde de Polop, aseguró ayer en el juicio que en los reservados del local no se concertó ningún crimen y que «los políticos no se dejan ver en lugares como éste». Pedro Hermosilla es el propietario del club de alterne y junto al gerente del local, Ariel Gatto, está acusado de haber puesto en contacto a Juan Cano y al empresario Salvador Ros con los otros tres acusados (los checos Radim Rakowski y Robert Franek y el español Raúl Montero) de haber matado a tiros a Alejandro Ponsoda. La principal prueba es el testimonio de un testigo protegido que sostiene que los procesados le propusieron cometer el crimen en el verano de 2007 en uno de los reservados del local.

Según su declaración, la zona VIP era una estancia reservada donde los clientes del local podían estar un poco más apartados y más tranquilos a cambio de un poco más de dinero. Para acceder a ella había que atravesar toda la barra y no había ningún tipo de acceso directo para llegar a ella desde el exterior. En este sentido, Hermosilla aseguró que a la sala VIP del Mesalina «no iban políticos. Ellos no vienen a un sitio de éstos».

Tanto Ariel Gatto como Pedro Hermosilla aseguraron ayer que el testigo protegido ni siquiera trabajaba en el local en las fechas en las que dice que le encargaron el asesinato. «No empezó a trabajar hasta el año 2008 y él mismo lo reconoce en la demanda de despido que nos presentó», explicó ayer Hermosilla al tribunal.