Desde la primera lata comercial del mundo, una Cream Ale creada en 1935 por la cervecería Gottfried Krueger en Estados Unidos, pasando por la cerveza enlatada en 1937 con motivo de la coronación de Jorge VI de Inglaterra. Pero también balas de aluminio prensado para ser reutilizado y preservar el planeta. Todo eso puede encontrar el visitante en la sala Lametro de la estación de Colón.

La exposición «Las Latas de tu Vida, las Vidas de tu Lata» permite un rápido, pero revelador recorrido, por más de ocho décadas de la humanidad a través de estos recipientes de bebidas. Algunos fabricados para conmemorar citas deportivas, otros como homenaje a medallistas olímpicos.

La muestra, además de celebrar el ochenta y cinco aniversario del envase más reciclado del mundo, escenifica de forma muy gráfica la evolución de la sociedad. No hay más que echar un vistazo a uno de los expositores, donde el reclamo para el consumo de cerveza son imágenes de mujeres que retrotraen a épocas afortunadamente pasadas. «Ahora este tipo de cosas no se aceptaría», señalaba Juan Ramón Meléndez en una breve visita guiada por las diferentes vitrinas.

Meléndez, director de la Asociación de Latas de Bebidas, recordaba que esta exposición «cuenta una historia de éxito, la de la adaptación de un envase a la sociedad a la que da servicio». En ese punto, incidía en la alta tasa de reutilización en el mundo y en España, situada en el 86,1%. «La exposición describe las prodigiosas cualidades ambientales de un recipiente que permite un reciclado infinito, sin pérdidas de cantidad ni de calidad y con abrumadores ahorros energéticos y de agua», desgranaba Meléndez.

Fabricadas con aluminio o acero, las latas de antaño han pasado de estar en torno a los cien gramos a menos de veinte en la actualidad. Menos peso es sinónimo de mayor sostenibilidad, en un sector marcado por la continua investigación y donde se persigue la economía circular que reclama la Unión Europea. Aspecto en el que incidía Juan Moreno, secretario de la Confederación de Asociaciones de Usuarios y Consumidores Europeos cuando señalaba: «En este proceso de convertir residuos en recursos, la lata representa el mejor ejemplo, contribuyendo también a la innovación, al crecimiento y al empleo».

Un «milagro» en sesenta días

En ese camino hacia una segunda vida, Rebeca Torró remarcaba la importancia de la concienciación ciudadana. La secretaria autonómica de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Consumo invitaba a seguir depositando esos envases en el contenedor amarillo «por sus usos infinitos». Prueba de ello es que en menos de sesenta días puede volver a circular en el mercado en forma de objetos como ventanas o utensilios domésticos. «Y ese reciclaje produce un consumo de energía de un 5 %», insistía Vicente Inglada, secretario general de la Unió de Consumidors. Un «milagro» que solo requiere de la voluntad particular.