Tras casi un cuarto de siglo como «Ministerio de Fomento» el departamento del Gobierno central inversor por excelencia vuelve a cambiado de denominación. El titular es el mismo desde que el 7 de junio de 2018 tomó posesión el socialista valenciano José Luis Ábalos Meco, aunque el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha decidido sustituir el vetusto nombre de Fomento por el de «Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana». Un nombre demasiado largo para que el que los responsables de comunicación del departamento ya han buscado sustituto con las siglas Mitma. Veremos si triunfan en los titulares de prensa como en épocas anteriores sucedió con el MOPU (Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo) de los años 70, 80 y 90.
La nueva denominación acaba así con los 106 años (en tres periodos históricos distintos) en los que la denominación de Fomento acogía un amplio abanico de políticas gubernamentales.
El primero y pionero fue el político gaditano Victoriano de Encima, quien creó en los últimos estertores del reinado del absolutista Fernando VII el «Despacho de Fomento», que englobaba áreas tan variopintas como cultura, educación, agricultura, sanidad, comercio y hasta la prensa y las imprentas, según el real decreto del 9 de noviembre de 1832 que aprobó la creación de la «Secretaria de Estado y del Despacho del Fomento general del Reino».
El nombre de Fomento se recuperaría en 1851 y se mantuvo hasta 1931, cuando el Gobierno de la II República española cambió su denominación por la de Ministerio de Obras Públicas que, curiosamente, el franquismo respetó durante los treinta y seis años de oscuridad democrática.
Ya en la transición, inicialmente se desgajó Transportes de Obras Públicas, aunque en 1978 la UCD creó el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU) a la que en 1993 el PSOE incorporó la denominación «Medio Ambiente», con Josep Borrell al frente del departamento. Hasta que José María Aznar decidió recuperar la veterana denominación de Fomento para el ministerio responsable de las obras públicas y crear, por primera vez en la historia de España, un ministerio de Medio Ambiente, con Isabel Tocino como primera titular.
Ahora, el nuevo cambio de denominación del antiguo Ministerio de Fomento va acompañado de un cambio de filosofía y una «nueva orientación en los objetivos del «nuevo» departamento.
«A este ministerio se le asocia, tradicionalmente, como un ministerio constructor de infraestructuras. Ligado a su carácter dinamizador de la economía y a lidiar con las reivindicaciones de políticos territoriales, más que como un proveedor de políticas públicas para el día a día de los ciudadanos. Este enfoque pudo tener sentido hace un siglo o hace unas décadas. Pero hoy no captura bien nuestra misión», aseguró José Luis Ábalos al tomar posesión del nuevo cargo.
Aunque el ministro advirtió que «esto no quiere decir que la acción constructora del Ministerio de Fomento vaya a pasar a un segundo plano. Seguirá teniendo un protagonismo destacado, ya que hay corredores por completar (sobre todo en el ámbito ferroviario) que requieren grandes volúmenes de inversión. Pero esta acción inversora deberá responder eficazmente a los desafíos de la movilidad, el urbanismo y la vivienda de España en el actual contexto social y tecnológico. Eso ahora implica priorizar las Cercanías, la intermodalidad y la innovación tecnológica, entre otras cosas. Inversión sí, toda la que sea posible, pero inversión eficaz», anunció el ministro.
Y para quien le parezca que el departamento alude a dos áreas redundantes, Ábalos explicó que su departamento mantiene «el título de Transportes como forma de poner en valor la actividad económica que desarrollan los transportistas con un órgano de gestión próximo que empatice con su actividad»,añade.
