La Bastida de Les Alcusses se encuentra en un elevado y alargado cerro de la Serra Grossa, en el término municipal de Moixent (La Costera, València), a 720 metros sobre el nivel del mar. El enclave actualmente es un lugar identificado en una zona vitivinícola que se extiende entre las comarcas de la Costera y la Vall d'Albaida, y que en los últimos años ha alcanzado una gran relevancia merced a sus magníficos caldos. Se encuentra en el dominio de las Béticas, con la orientación general de Suroeste-Noreste. Hoy las laderas del cerro están dominadas por una masa forestal de pinos y constituyen excelentes miradores de las vistas sobre el entorno: campos, casas de labor, montañas en lontananza? configuran un magnífico y singular paisaje. La cumbre, hoy deshabitada, conserva muestras de lo que fue, un oppidum o lugar elevado y fortificado. Se trata de un poblado ibérico en altura datado del siglo IV antes de nuestra Era. La Cultura Ibérica, integrada por diversos pueblos íberos, se extendió por el sector oriental y meridional de la Península Ibérica desde el siglo VI hasta el I a.C. Desapareció con la llegada de Roma y el proceso de la romanización.

La extensión del yacimiento ocupa unas 4 hectáreas. Como aconteció con otras fortificaciones ibéricas, La Bastida permitía el control de las relaciones económicas y sociales sobre un determinado territorio, en esta ocasión por el que circulaba la denominada Vía Heráclea, más tarde Vía Augusta por los romanos; un fundamental camino de comunicación entre Roma y Gadir (Cádiz), que por este territorio discurría por el corredor del río Cànyoles, por la comarca de La Costera. A unos kilómetros al Este se alzaba una de las ciudades ibéricas más importantes de la Península, Saiti (actual Xàtiva, la Saetabis de los romanos). Formó parte de la región ibérica denominada Contestania.

Sus habitantes se dedicaban a las actividades agropecuarias. Fue habitual la práctica de cultivos de cereales, que era la base de la alimentación en época ibérica: nos referimos a la cebada y al trigo. También se cultivaban leguminosas; frutales como la higuera, almendros, granado, así como el lino y la camelia, para la elaboración de aceites y tejidos. La ganadería era variada. Había cabras, ovejas, cerdos y bovinos. También asnos y caballos. Otra actividad era la caza. Tenían una avanzada metalurgia: fabricaban armas y diversos objetos. Explotaban sus bosques, de los cuales se extraía madera para la construcción de las casas, los muros, mobiliario, objetos y la combustión. Además, se trabajaba la cestería y la cordelería.

El oppiddum, la fortificación ibérica

El poblado estaba fortificado por una potente muralla que se alza por la totalidad de su perímetro. Se abrían cuatro puertas con torres adosadas. En su interior una calle principal atravesaba el poblado en su parte elevada. A esta vía accedían otras calles con una disposición perpendicular, así como espacios abiertos que recuerdan a las plazas. Las viviendas configuraban manzanas irregulares distribuidas en la totalidad de su superficie. Las casas eran muy sencillas, de planta cuadrangular con diversas habitaciones, una para el hogar y otras para despensa y actividades. La base de las casas era de piedra y la pared de adobes; y la cubierta de troncos, vegetales y barro. Se trata por lo tanto de un urbanismo organizado, similar al de otros poblados ibéricos.

La Bastida es un yacimiento caracterizado por la abundancia y la riqueza de los restos arqueológicos hallados. Se han recuperado cerámicas de cocina y almacenaje, de mesa, y armas; también numerosas herramientas agrícolas y de otras actividades artesanales, como pesas de telar y de balanza, junto a arreos de caballo y objetos de adorno.

Entre estos hallazgos destaca una pequeña estatuilla conocida como la figura del Guerrer de Moixent. Se trata de un guerrero sobre su caballo, con su espada (falcata) y su escudo redondo (caetra). El caballero, desnudo, se cubre con un casco con alto penacho a la manera griega. En las excavaciones arqueológicas y a lo largo de los años se han recuperado varios plomos escritos, hasta ahora indescifrables pues desconocemos la traducción de su lengua.

De la misma manera destacan elementos fruto de la importación, como ánforas púnicas, vajillas de mesa de barniz negro, y vasos decorados de barniz rojo. Productos cerámicos procedentes del Ática (Grecia) y en la Magna Grecia (Italia), incluso objetos de origen egipcio.

Los materiales recuperados se distribuyen entre el Museo de Prehistoria de València, y el Museo de Moixent.

La destrucción de La Bastida y su recuperación patrimonial

El poblado se destruyó en los años treinta del siglo III a.C., por lo que probablemente solo permaneció habitado durante tres o cuatro generaciones. Hubo un enfrentamiento violento con saqueo, incendio y destrucción del poblado, muy similar a lo acontecido en otros núcleos de población ibéricos, arrasados durante el mismo período. Nos referimos a los hábitats ibéricos de El Puig en Alcoi, el Puntal de Salinas en Villena, la Covalta en Albaida, y otros lugares próximos a la Bastida como el Castellaret y la necrópolis del Corral de Saus también en Moixent. La Bastida nunca más se volvió a repoblar y el paso del tiempo contribuyó al olvido.

La primera noticia de la existencia del yacimiento arqueológico de la Bastida fue proporcionada en 1909; en 1927 la Diputación provincial de València inició la primera campaña de excavaciones en dicho yacimiento. Después de décadas de trabajos arqueológicos y de procesos de recuperación de dicho patrimonio cultural, la Bastida de Les Alcusses es visitable. Sin embargo, aún queda camino por recorrer, excavaciones y estudios, y no pocas son las incógnitas que encierra el poblado. Se ha consolidado lo excavado y se ha puesto en valor el yacimiento arqueológico. Hoy en día, está adaptado para la visita, supone una magnífica excursión por una parte muy interesante de nuestro pasado.

El visitante puede admirar su muralla, caminar por sus calles, acceder a una de las casas que ha sido construida siguiendo el modelo original del poblado. Esta vivienda se ha realizado a escala real, mantiene su aspecto original y los materiales de la construcción: piedra, tierra, vegetales. Recoge sus espacios y habitaciones, su ajuar cerámico, sus útiles del hogar (telar, molino). Una visita muy recomendable que nos permite ampliar lo visto en planta en el poblado; se trata de una aproximación a las formas de vida y trabajo de los íberos. La Bastida de les Alcusses es un museo al aire libre, una muestra de hábitat de más de dos mil cuatrocientos años de historia. Un viaje en el tiempo, en un entorno paisajístico singular.