La borrasca Gloria ha tenido categoría de tormenta casi perfecta. Olas de 0cho metros y vientos huracanados de 130 km/h han devastado playas y paseos marítimos en la Marina Alta y la Safor y han asestado un duro golpe al deteriorado Pantalán del Port de Sagunt (se han desplomado dos de sus vanos, de 30 metros de longitud cada uno).

Ni los diques de arena y arribazones de Posidonia oceanica que levantaron algunos ayuntamientos (los de Xàbia y Dénia) pudieron contener la furia de las olas. El temporal los disolvió y luego reventó paseos, comercios y casas de primera línea. Todavía ayer el mar seguía embravecido y era difícil cuantificar las consecuencias. Pero en paseos como el del Arenal de Xàbia los empresarios maldecían su mala suerte. El pasado mes de abril este núcleo se inundó. Ahora el desastre llega del mar. En Calp, la alcaldesa, Ana Sala, del PP, ya avanzó que pedirá la declaración de zona catastrófica. El oleaje rompió el muro del paseo de la Fossa. La consellera de Interior , Gabriela Bravo, avanzó ayer que el Consell pedirá el viernes ayudas para los ayuntamientos.

En la Marina Alta, no hay municipio que se haya salvado. El mar movió las enormes piedras rompeolas de los paseos de Xàbia y arrancó grandes losas y adoquines. En algunos negocios, las olas entraban por la terraza y salían por la puerta. El oleaje también «conquistó» la carretera del Primer Muntanyar de Xàbia. Escupió piedras que tapizaron la calzada. Causó estragos en los locales de moda. A media mañana, al desbordarse el río Gorgos en Xaló y Xàbia este último municipio desalojó los campings y chalés en la cuenca de aluvión de este cauce. Dénia acogió en su albergue a 13 personas sintecho, y cerró numerosas calles, que quedaron anegadas. En la céntrica Temple de Sant Telm se desprendió una gran balaustrada y la calzada quedó repleta de cascotes. Incluso cortó la carretera litoral de les Marines, inundada por la lluvia y por la subida del nivel del mar. El oleaje causó daños en las casas de primera línea de les Deveses.

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Temporal marítimo en La Marina de València

Las playas han quedado arrasadas. Algunas de las más castigadas son la Marineta Cassiana, en Dénia; la Barraca y la Granadella, en Xàbia; el Moraig, en Benitatxell; la Fustera, en Benissa, y la Fossa, en Calp. Los daños en los puertos deportivos y marinas son mayúsculos. Las olas saltaban por encima del dique del puerto de les Basetes de Benissa. Se tragaron la dársena. En Puerto Blanco de Calp, cinco turistas holandeses se subieron al espigón de piedras a contemplar de cerca el temporal y tomar fotografías. Una ola estuvo a nada de engullirlos y se agarraron como pudieron a las rocas. Uno de ellos, un hombre de 40 años, se rompió una pierna.

En la Safor, el interminable reguero de incidencias obligará a invertir muchos millones en reparaciones. Lo peor, al margen del fallecimiento de una mujer indigente en el parque de l'Estació de Gandia, estuvo en las playas. El mar invadió, de norte a sur, los paseos marítimos, entre ellos el de Gandia, causando destrozos en el mobiliario urbano y las infraestructuras. Varias zonas se cortaron al tráfico al inundarse. En Tavernes, el mar se comió la playa de la Goleta, en proceso de regeneración. En Xeraco, hay desperfectos cuantiosos. En Gandia, la arena llegó a la vía de circulación de vehículos. Hay que lamentar desperfectos en el Club Náutico, y en Rafalcaid el mar sumergió calles en un palmo de agua.

En Daimús, arrancó palmeras y causó daños en primera línea, mientras que en Bellreguard arrancó parte del muro del paseo, llevándose por delante la Font de la Roda.

En Oliva, junto a la desembocadura de la rambla de la Gallinera, se desalojó a una docena de personas de casas aisladas por varios centímetros de agua. En esta misma localidad también se desalojaron dos plantas del edificio consistorial, que desde hace años sufre importantes goteras.

Palmeras abatidas por doquier, un árbol de grandes dimensiones en el colegio Calderón del Grau de Gandia y mobiliario urbano que salió volando en toda la comarca marcan una jornada que llevó de cabeza a policías y bomberos.

En la playa de Tavernes el balcón de una sexta planta de desplomó por completo y cayó sobre un vehículo aparcado que quedó destrozado. Además, varias localidades sufrieron cortes de electricidad. En Llocnou de Sant Jeroni esa situación se prolongó durante cerca de tres horas.

En Sagunt, el pantalán, estructura que forma parte del paisaje urbano se desmorona. El alcalde, Darío Moreno, apremió a la Autoridad Portuaria a intervenir cuanto antes en una reunión que mantuvo con carácter de urgencia. «Se nos ha vuelto a asegurar que la actuación es inminente, pero queremos ver acciones», dijo el alcalde. Junto a ello, consideró «inaceptable» que aún no se hayan iniciado los trabajos de consolidación anunciados tras el desplome del pasado 5 de diciembre cuando se registraron olas de un máximo de 4,5 metros; unas obras que, como adelantó Levante-EMV, ya se le habían complicado a la APV por la falta de empresas interesadas en acometer esa rehabilitación.

El oleaje también rompió los amarres de un barco en el puerto comercial de Sagunt. Dos remolcadores lo sujetaron para evitar daños.