La Ribera no se libra de las inundaciones. Cuando no son fluviales son marítimas. Y ayer hubo de todo. El Xúquer se desbordó junto a su desembocadura y la presión ejercida por el oleaje y la lluvia intermitente anegó amplios espacios en El Marenyet y El Brosquil. La policía y la Guardia Civil de Cullera invitaron a desalojar los chalés y viviendas con mayor riesgo. Una decena de personas tuvo que abandonar sus casas. De ellas, un matrimonio de franceses fue trasladado a un hotel. El temporal marítimo también provocó daños de consideración en las playas, que quedaron engullidas, y en los paseos marítimos. El del Pouet quedó seriamente afectado, al igual que el tramo que une Les Palmeres con La Lotería al tragarse el mar parte de su estructura.

El río Xúquer se desbordó por l'Escollera. También se registraron inundaciones parciales en las zonas del Marenyet, l'Estany y El Brosquil (Dorado-Silencio). A mediodía la crecida del río Albaida obligó a cortar los accesos al polideportivo y otras partidas rurales de Manuel. El barranco de Barxeta también amenazaba a última hora Carcaixent, en especial la pedanía de El Carrascalet. Y el alcalde de Alzira levantó la alerta ante el riesgo de que el desembalse de Bellús pudiera enfurecer el Xúquer y complicar el desagüe.

El intenso vendaval, con rachas huracanadas, provocó importantes desperfectos tanto en la costa suecana como en el litoral de Cullera. Numerosos caminos quedaron cortados al tráfico. En el Mareny de Barraquetes, el tráfico en la travesía se vio interrumpido al caer un techo metálico de grandes dimensiones desplazado por el viento hasta la plaza Milagrosa.

Los desplomes de árboles y la caída de ramas se contaban en la Ribera a centenares. La tradicional Repartició de la Carn de Guadassuar tuvo que ser aplazada hasta el sábado y la procesión de San Sebastián anulada en Algemesí. Benifaió trasladó la procesión de animales al domingo.