Cada vez que las fuerzas de la naturaleza le disputan el territorio a los humanos el enfrentamiento acaba con el mismo desenlace: el agua, el viento, la lluvia o el fuego se imponen y, pese a los muchos obstáculos que el presunto progreso disemina por planicies, valles y montañas, vuelven a ocupar los espacios que siempre les pertenecieron. Ha vuelto a suceder durante el virulento temporal de los últimos días. Ríos, afluentes y barrancos hinchan sus cauces hasta desbordarlos para que los humanos comprendamos el auténtico significado del término «planicie de inundación», que no otra cosa es la Ribera del Xúquer.

Al mar le ocurre lo mismo. De vez en cuando enfurece y toma lo que considera suyo, por ejemplo las partidas del Marenyet y Brosquil, situadas bajo la desembocadura del Xúquer y sometidas a un proceso de erosión marina que pone cada vez más en evidencia el urbanismo descontrolado de ese enclave. Olas como nunca se habían visto han causado graves daños al restaurante El Cordobés y han anegado una extensa superficie de chalés. El conseller de Política Territorial, Arcadi España, visitó ayer la zona.

Las zonas inundadas del Marenyet, el Brosquil o El Dorado, entre otras, fueron el lunes visitadas por las fuerzas de seguridad para pedir a los residentes que evacuaran sus viviendas. Menos mal, porque el nivel de las aguas creció durante la madrugada de ayer cuando, a la presión del oleaje, se sumó una precipitación prolongada e intensa.

Carreteras inundadas

Todas las carreteras y caminos quedaron anegados, al igual que los chalés y casas de campo. Algunos conductores que se aventuraron a circular por ese avispero salieron trasquilados al quedar inmovilizados los vehículos por la altura del agua o al precipitarse por falta de visión hacia zonas más profundas.

Tanto el conseller como el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, insistieron en alertar a la ciudadanía de la necesidad de no utilizar vehículos a no ser que sea en casos de extrema urgencia. El Ayuntamiento de Cullera también recomendó a los vecinos que retiraran los vehículos próximos a la zona del cauce del río y que «vaciaran de enseres las plantas bajas existentes para evitar posibles daños» ante la incertidumbre que representaba la crecida del Xúquer. A primera hora de la tarde, no obstante, se pudo constatar que la presión que ejercía la pleamar y el oleaje sobre el río se había relajado, por lo que el caudal que aportataba la desembocadura desaguaba con mayor facilidad.

El conseller admitió enfrentarse «a una de las situaciones meteorológicas más complicadas de los últimos tiempos» y llamó a las instituciones a «luchar con la consciencia de que estamos en un territorio fantástico pero al mismo tiempo muy frágil ante situaciones como la que conlleva el cambio climático que estamos padeciendo». Arcadi España animó a las autoridades y fuerzas de seguridad a «estar alerta y no bajar la guardia ni la prudencia». También recomendó a los ciudadanos hacer solo caso a los comunicados oficiales para evitar los bulos y las informaciones sesgadas.