El Ayuntamiento de Tavernes de la Valldigna se vio ayer obligado a desalojar y precintar un edificio de primera línea de la playa después de que, durante la noche, la fuerza del mar destrozara parte de la fachada y dejara a merced de las olas las vigas que sostienen la terraza del primer piso y los cimientos de la finca.

La borrasca Gloria que ha azotado la Comunitat Valenciana estos días y que se ha cebado especialmente en las playas de la Safor, hizo crecer el nivel del mar hasta el punto de anegar por completo la zona de la Goleta y hacer desaparecer la zona de arena de todo el litoral vallero. Consecuencia de esto, el agua golpeaba con toda su fuerza contra los edificios construidos junto al margen de la playa. En una de esas embestidas, se ha llevado por delante el muro que separaba el garaje del edificio de la playa, la escalera que daba acceso a la arena y la parte de abajo de la terraza del primer piso.

El arquitecto municipal, Juan Tormo, acudió ayer al edificio junto al concejal de Urbanismo, Josep Llàcer, la Policía Local y la Guardia Civil. En una primera evaluación, no se observaron daños estructurales graves, como aseguraba el edil a Levante-EMV, aunque se da por hecho que la terraza de la primera planta tendrá que ser demolida por completo para volverla a construir.

Como medida de precaución, la policía procedió a desalojar el edificio. En ese momento, y al tratarse de los meses de invierno, solo había una familia en su interior, que se marchó sin más problemas y por su propio pie. Tras comprobar que no había nadie más en las viviendas, se procedió a precintar el edificio para evitar que nadie permanezca en él durante estos días. Una vez amaine el temporal, se llevará a cabo una evaluación más profunda que permitirá tomar decisiones sobre la actuación a llevar a cabo y también decidir si los propietarios pueden volver a utilizar los pisos.

Este periódico pudo comprobar la forma brutal en que las olas golpeaban los cimientos del edificio, algo que, como confirmó Llàcer, puede generar que se descarnen los pilares que sujetan la estructura y ahí sí que habría muchos problemas».

Pero el reguero de daños se extiende por toda la playa de Tavernes. Ni que decir cabe que la Goleta ha vuelto a desaparecer, y eso que la pasada semana se estaba vertiendo arena otra vez. El mar ha destrozado las dunas y ha llegado hasta las calles, donde ha anegado garajes y locales comerciales, ha arrancado los lavapiés y, en algunos puntos, se ha llevado por delante las escaleras de acceso a la playa.

Destrozos millonarios

«Los destrozos son millonarios. La situación es peor que la del temporal del 2017, reconocía Josep Llàcer». De este capítulo, la playa aún no se había recuperado del todo. Las calles están llenas de arena hasta el punto de que un coche que estaba aparcado junto a la playa quedó prácticamente sepultado.

En muchos edificios, el viento arrancó los cerramientos de las cocheras, toldos de las terrazas, ventanas de aluminio y muebles y las calles estaban llenas de peces muertos que, en algunos casos, incluso llegaron las terrazas. La playa de Tavernes tardará mucho tiempo en recuperarse del golpe de Gloria. Desde la administración local dudan que la playa pueda estar lista para Semana Santa, que es la que marca el inicio de la temporada estival.

La Goleta volvió, por tanto, a sufrir los caprichos climatológicos que periódicamente la llevan a desaparecer. Al no existir prácticamente arena, es inexistente la protección natural. Precisamente la pasada semana se estaban llevando a cabo trabajos de reposición, con una inversión miles de euros que vuelven a marcharse al fondo del mar. La arena provenía de la playa de l’Auir.

Daños en Gandia

El daño por el temporal se extendió al resto de playas. En Gandia, la fuerza del mar y el viento destrozó el histórico restaurante Parsifal y otros establecimientos, mientras que en Piles ha causado importantes desperfectos en la terraza del Gloriamar, uno de los restaurantes más conocidos del municipio y ubicado en primera línea de la playa.

El paseo marítimo de Bellreguard queda muy afectado tras este episodio, con la desaparición de la conocida Font de la Roda e innumerables daños en las infraestructuras públicas. Los juegos infantiles de la playa han desaparecido por completo.