El embalse de Bellús se construyó en el año 1995 para laminar las avenidas del río Albaida, un peligroso afluente del Xúquer como se ha demostrado en las últimas crecidas aunque, 25 años después, continúa sin poder funcionar a pleno rendimiento. La presa tiene capacidad para almacenar 69,19 hectómetros cúbicos aunque, en la práctica, nunca se ha aproximado a esa cantidad. Las normas de explotación establecieron en 29 hm3 el límite máximo ya que, superado ese volumen, la cota del agua puede afectar el terraplén sobre el que discurre la línea del ferrocarril Xàtiva-Alcoi.

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) se ve obligada a realizar un desembalse controlado en Bellús cada vez que se registran fuertes precipitaciones aunque, el martes, ante la crecida generalizada de todos los ríos de la cuenca, se vio en un verdadero aprieto ya que mientras mantenía Bellús por debajo del 42 % de su capacidad -límite que corresponde a los 29 hm3-, el desbordamiento del Xúquer en su confluencia con el Albaida anegaba y obligaba a cortar de forma temporal la autovía A-7 en Alberic, en los dos sentidos, una situación totalmente excepcional.

La web de la propia CHJ detalla que el embalse de Bellús acumuló el lunes un máximo de 27,94 hm3, mientras que el martes, cuando se produjo el desbordamiento del Xúquer en Alberic y Carcaixent, el volumen embalsado era de 27,40 hm3 a pesar de que la capacidad es de casi 70. El miércoles Bellús superaba la cota máxima del plan de explotación al alcanzar los 30,07 hm3.

Los alcaldes de la Ribera se han quejado después de que cada episodio de inundaciones del «inexplicable» funcionamiento de la presa de Bellús, que no puede utilizarse a pleno rendimiento pese a la inversión que se realizó en su día para proteger a los pueblos de la Ribera de inundaciones.

El jueves fue el alcalde de Alberic, Toño Carratalá, quien aprovechó una visita del Comisario de Aguas de la CHJ, Miguel Polo, a la zona cero de la inundación, la confluencia del Albaida con el Xúquer, para exigir soluciones ya que, según indicó, «no se puede permitir que nuestro municipio viva una situación de riesgo cada vez que se produce lluvias de cierta consideración», indicó, mientras señalaba que también se debe dar una solución a los agricultores que sufren en cada episodio la inundación de sus campos. «No puede ser que en los últimos cuatro meses se haya inundado en dos ocasiones gran parte del término municipal de Alberic», dijo.

Si bien la CHJ tiene la obligación de cumplir el plan de explotación y que, en caso de que fuera necesario, Bellús podría retener más agua aunque alcanzara el terraplén de la línea del ferrocarril Xàtiva-Alcoi -construida antes que la presa y, por tanto, no se tuvieron en cuenta condiciones adicionales para soportar una inundación-, las experiencias recientes repiten desembalses controlados que mantienen en vilo a los municipios de la Ribera para no alcanzar ese tope, a la espera de que se impulse una alternativa que parece está ya en camino. «Si el ferrocarril es un obstáculo, hay que resolverlo», indicaron fuentes consultadas que, en cualquier caso, indicaron que antes de superar el límite actual, se deberán realizar las oportunas pruebas de carga en el embalse.

«No es una avenida clásica»

El portavoz de Xúquer Viu, Paco Sanz, no ha dudado en señalar que la inundación del martes «no es una avenida clásica del Xúquer» y que a ella contribuyó «de forma considerable» el desembalse que se realizaba en Bellús. Desde la CHJ, por contra, aseguran que la regulación que permite este embalse evitó que llegaran a la vez al Xúquer las puntas del Sellent y el Albaida.

El plan de protección contra avenidas contemplaba la construcción de presas de laminación en los ríos Cànyoles, Sellent y Magro, las denominadas presas de Montesa, Estubeny y el Marquesat, respectivamente, para regular estos tres afluentes del Xúquer. Especialmente la crecida de los dos primeros contribuyó el martes al desbordamiento del río. El alcalde de Alberic destacó que nunca había conocido una inundación que anegara la A-7.