Pocos pueblos como el valenciano pueden entender una fiesta como la Entrà de la Flor de Torrent. O, digámoslo al revés, solo los pueblos como el valenciano o aquellos de esencia eminentemente agraria y culto al fuego puede comprender porque los vecinos de una ciudad moderna de 90.000 habitantes, capital de l'Horta Sud, continue paseando, cada 1 de febrero, una rama de almendro envuelta en fuego por sus principales calles del casco antiguo. ¿Porqué una rama de almendro? El origen, pagano, hay que buscarlo en la tradición romana de celebrar la llegada de la primavera realizando una ofrenda a la diosa Flora y qué mejor manera de llevarla a cabo que buscando la primera y más frondosa rama de almendro en flor del término municipal. Con el paso de los años la celebración fue cristianizada y a partir de 1606 la Cofradía de la Virgen del Rosario asumió esta celebración para ofrecer -a través del trabajo de sus miembros y de los clavarios- esa gran y florida rama de almendro en flor en un acto vespertino que, acunado todavía por las sombras de esa noche prematura propia del invierno, reluce gracias a los cohetes que le acompañan. Poco a poco y sostenida por uno de los jóvenes clavarios, la 'flor' - como se le llama popularmente en Torrent- llega hasta la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, donde será entregada a la imagen. Después, como no podía ser de otra manera en un municipio de l'Horta, no falta la tradicional 'cordà', humilde, familiar, sencilla, como es en si el propio acto de llevar una flor por las calles de una gran ciudad en pleno siglo XXI.

Una fiesta íntima y muy ancestral

Si una palabra encaja a la perfección para definir ‘Entrà de la flor’ de Torrent es ancestral. Ancestral por lo que supone celebrar la llegada de la primavera con flores o plantas; ancestral por la cantidad de personas que, bien en la época musulmana como después en la cristiana, envolvieron de fuego esta conmemoración tan terrenal y ancestral porque muchos ancestros de los actuales torrentinos que participan en la ‘entrà de la flor’ ahora ya tomaron parte antes, y también los padres de sus padres. La tradición está tan arraigada que hay torrentinos en otros municipios que han exportado esta fiesta y también se celebra, aunque con una comitiva más reducida. Si ustedes quieren disfrutar de ella, el próximo 1 de febrero al atardecer vayan a Torrent.