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Presión sobre Puig para relanzar la legislatura

El jefe del Consell fía a la transición verde y la innovación el impulso del Botànic II tras un aletargador periodo electoral La conferencia en Madrid de mañana y el inminente seminario deben fijar el rumbo de la nueva etapa

Presión sobre Puig para relanzar la legislatura

El Gobierno del cambio tardó horas en dejar su impronta: eliminó el copago a los dependientes en su primera reunión. Poco después decretaba el acceso universal a la sanidad, sin veto a los inmigrantes. Con algo más de tiempo, pero aún en 2015, aprobaba el programa para la gratuidad de los libros de texto de los escolares. Era evidente que los veinte años de ejecutivos del PP eran historia.

Por entonces, los presagios funestos sobre el futuro del Pacte del Botànic proliferaban, pero la alianza de izquierdas entre PSPV, Compromís y Podemos no solo resistió, sino que consiguió en 2019 revalidar el poder.

Sin embargo, los meses posteriores han mostrado un camino más complicado para el Botànic II. La parálisis en Madrid, sin Gobierno durante más de seis meses, y el contexto electoral de comicios municipales, europeos y la repetición de las generales el 10N han servido de explicación y escudo.

En el momento que ese contexto se ha evaporado, el jefe del Consell ha empezado a notar la presión para romper una corriente de opinión sobre la falta de iniciativa del Botànic II. La derecha ha incidido las últimas semanas en esa idea, comparando con cifras el inicio de esta legislatura con el de la pasada.

Pero la presión también llega desde el seno del PSPV. «La transmisión generalizada es de agotamiento y poca iniciativa», desliza un dirigente en privado.

En el Palau de la Generalitat saben de este clima. Y han marcado dos fechas claves en el calendario para intentar dotar de un nuevo brío a la legislatura. Una es la conferencia que el jefe del Consell, Ximo Puig, ofrecerá mañana en Madrid (uno de los desayunos de Nueva Economía Fórum, que no son nuevos para él). La otra es el próximo seminario del Consell, a celebrar en Xàbia y Dénia los días 8 y 9 de febrero. Será la segunda convivencia del tripartito. La primera fue en Montanejos con la novedad de los consellers de Unides Podem.

De esas dos citas debería salir una lista de deberes, con iniciativas concretas, porque (inercia y desgaste al margen) el aterrizaje de las ideas a proyectos reales es el problema que está encontrando este Botànic de continuidad.

Es cierto que no es lo mismo romper con lo anterior, que siempre es llamativo, que conseguir impactar cuando las líneas políticas están definidas y lo que corresponde es moverse en esos raíles. Además, las dificultades de financiación añaden un plus de complejidad, pero ahí no es de esperar cambios en el corto plazo. El panorama de restricciones no sufrirá un cambio radical hasta que exista, si la hay, una reforma del sistema de financiación de las autonomías y el horizonte para ello es el de final de la legislatura. La consecuencia es que el grueso de los recursos va a sostener los servicios públicos básicos (sanidad, educación y dependencia) y la bolsa para inversiones imaginativas es escasa. Así, si la cirugía de los grandes cambios políticos ya se ha realizado, el margen para poder impactar se estrecha.

No obstante, la factoría de iniciativas que fue Presidencia en la primera legislatura del cambio (algunas desarrolladas después desde otros departamentos) da síntomas de haber bajado el ritmo de producción, se duelen algunas voces en el partido.

El cuaderno de Puig

Puig fía ahora el relanzamiento del Botànic II a dos grandes elementos: la transición ecológica y la innovación. Los une a un factor que ya fue clave para el desarrollo pacífico de la legislatura anterior: la sintonía con los diferentes ámbitos económicos y con el universo académico. Los recientes encuentros con los rectores de las universidades públicas y el recorrido por diferentes ferias sectoriales de las semanas pasadas (textil y turismo han sido las últimas) hay que enmarcarlos en ese afán. El objetivo final de todo ello es el mismo que dominaba el mandato anterior: que el crecimiento económico reduzca las cifras de desempleo.

No es casual que la presentadora en la conferencia de mañana en Madrid sea Nuria Oliver, referencia mundial en inteligencia artificial y líder del proyecto impulsado por el Consell para que Alicante sea sede del único centro en España de la red europea Ellis.

El problema, admiten en el entorno del president, es la dificultad de aterrizar y hacer llegar a la ciudadanía proyectos relacionados con la inteligencia artificial o con otros campos de la innovación.

Y algo parecido puede decirse de lo vinculado a la movilidad y la transición verde. En ese ámbito surge otro elemento de dificultad: las trabas en ocasiones de los socios, en especial de Compromís. Se ha detectado ya en algún proyecto sobre energías renovables. En este ámbito ha surgido uno de los primeros anuncios de la legislatura, como es la instalación de placas solares en todos los edificios de la Generalitat.

La DANA de septiembre pasado y los graves efectos de la reciente borrasca Gloria dan mayor protagonismo todavía a todo lo relacionado con la emergencia climática, convertida ya en uno de los ejes del Botànic II.

Toda esta hoja de trabajo se espera que desgrane Puig mañana. Presidencia espera, por su parte, de las conselleries un amplio paquete de ideas sobre la mesa del seminario de la Marina. Cuenta además con un argumento político potente en el zurrón: la amenaza de que la alternativa posible a la vista es un Gobierno en el que estaría presente la extrema derecha. Con esos hilos confía en tejer el relato para una legislatura bronca.

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