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Solo 2 millones invertidos de los 127 previstos para la restauración de cauces

La Confederación Hidrográfica del Júcar achaca a la crisis económica el freno en las actuaciones previstas en la demarcación - La mayor partida se la llevó el mantenimiento del Tancat de la Pipa con unos 400.000 euros en 2018

Solo 2 millones invertidos de los 127 previstos para la restauración de cauces

La Confederación Hidrográfica solo ha invertido 2 millones de los 127 previstos para la regeneración y mejora de la vegetación de cauces en la demarcación del Júcar. La Estrategia Nacional de Restauración de Ríos incoporaba en la planificación 2009-15 diez proyectos, de los cuales solo uno afectaba exclusivamente a actuaciones de conectividad longitudinal, que la crisis económica se llevó por delante. Según el último informe de seguimiento, correspondiente al año 2018, de esos dos millones presupuestados, 400.000 euros fueron a parar al Tancat de la Pipa, en el Parc Natural de l'Albufera, para el mantenimiento de hábitats y adecuación para el uso público. Cifras que muestran el «lento ritmo» en el desarrollo de las actuaciones, tal como admite el propio organismo de cuenca en sus documentos.

De los 71,4 millones previstos entre 2016-2027, la CHJ tenía previsto ejecutar en 2018 un 17,35 %. Finalmente cerró el ejercicio con un 2,51 % gastado. El 80,65 % se lo llevó el Tancat de la Pipa, superando el 71,15 % que se había fijado inicialmente. En realidad era la partida que requería menos fondos. Entre las dieciseis obras para mejorar la calidad ambiental quedan pendientes doce, entre ellas actuaciones en los ríos Magro, Júcar, Mijares, Verde, Vinalopó, Serpis, Girona, Revolta, Amadorio, Clariano, Micena, Canyoles, Barcheta, Albaida, Rambla o Casella. También intervenciones en los barrancos del Poyo y Picassent.

En cuando a las medidas de conectividad se demolieron once azudes con una inversión realizada de 570.000 euros. La CHJ reconoce que los ríos de la demarcación no presentan, «en gran parte de los casos, un estado ambiental adecuado», que achaca a presiones hidrológicas, morfológicas y a la entrada de especies alóctonas. Entre estas, ponen especial énfasis los técnicos de la confederación en el Arundo donax, más conocida como caña común. Una auténtica plaga que debería ir sustituyéndose por vegetación autóctona y bosque de ribera, aunque la CHJ apunta a que la erradicación «es responsabilidad de las comunidades autónomas».

Entre las alteraciones físicas se destacan las canalizaciones, protecciones de márgenes y coberturas «que alteran el comportamiento del agua, modificando la vegetación de ribera, produciendo el encajonamiento de los cauces». En ese punto, incluyen el inventario de azudes con un total de 871, distribuidos a lo largo de 5.400 kilómetros de masas de agua sin incluir a los embalses. Algo que supone una «elevada» densidad de barreras, con un azud cada seis kilómetros.

Entre las líneas futuras de actuación y ya dentro de la planificación 2021-2027, la CHJ se marca como prioritaria la restauración de aquellas zonas que hayan sido declaradas reserva natural, tanto fluvial como subterránea, «que deben estar en muy buen estado ecológico, espacios protegidos y áreas en riesgo de inundaciones». Entre las actuaciones previstas está la recuperación ambiental del Vinalopó, donde se plantea una resturación integral del cauce, el Alto Júcar «donde las numerosas centrales hidroeléctircas alteran el régimen natural», el Alto Turia, «donde la ocupación del espacio fluvial y el elevado número de azudes provocan presiones importantes», así como en el Alto Palancia « en riesgo ambiental por las extracciones».

Como se recordará, Levante-EMV ya publicaba en su edición del pasado miércoles que la CHJ solo había ejecutado en el año 2018 el 6,2 % de las inversiones previstas para el lago de l'Albufera, en total 3,1 millones de los 50 presupuestados. «La ejecución de las actuaciones incluídas en el anterior ciclo está alrededor del 20 %, no es solo en el lago donde se ha dejado de invertir», señala María Vicente, de Ecologistes en Acció del País Valencià. «Es una de las grandes reclamaciones que los colectivos que formamos parte de la Red del Júcar venimos demandando desde hace años a la Confederación», señala Vicente.

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