El nacimiento del río Palancia se halla en un recudido enclave en el que las aguas surgen durante todo el año, en el espectacular paraje del estrecho del Cascajar. Se trata de un cañón formado por el río en su parte más alta, que se adentra en la Sierra del Toro. Tiene tal belleza y singularidad natural que fue declarado Microrreserva de flora en el año 2000 por la Generalitat Valenciana; también está considerado como Monumento Natural.

No obstante el área de aporte de aguas, como lo demuestran la gran cantidad de barrancos que hallamos en esa parte del territorio, es más amplia. En ella son fácilmente identificables los espacios naturales, un rico paisaje dominado por un patrimonio cultural que discurre entre el uso extensivo de los montes por parte de la ganadería y la utilización continua del agua, y la estructura de los cultivos y los asentamientos de población. Nos encontramos en un medio ambiente enmarcado en la montaña valenciana con propiedades climáticas mediterráneas con rasgos continentales.

Un contexto geográfico montañoso, de contrastes

En el entorno del nacimiento del río Palancia se localizan varios ambientes bien definidos. Las tierras altas son, sobre todo, la continuación de dos grandes dominios que ya, en territorio valenciano, presentan sus propias características. Por un lado, la Sierra del Toro, que pertenece al gran conjunto estructural del Sistema Ibérico; por otro, un espacio sin accidentes topográficos, el de los llanos de Barracas-El Toro que es continuación de un conjunto mayor que separa las montañas de Javalambre y Gúdar y que se extiende por territorio turolense. Picos y laderas quedan separados por una densa red de drenaje aguas arriba de Bejís (Barranco del Consejo, Barranco de la Escarihuela, Barranco de la Serratilla, Barranco de las Cuevas, y la Rambla Seca) que en ocasiones seccionan las rocas y se encajan formando cañones espectaculares y de contrastada belleza, como el mencionado estrecho del Cascajar.

La riqueza natural se encuentra reconocida de manera oficial tras la declaración de distintas figuras de protección, entre las que destacan por su amplitud, el LIC Alto Palancia, que se extiende por la totalidad de las tierras altas del nacimiento del Palancia y el LIC Curso Medio del Río Palancia que desde Bejís y Teresa recoge la totalidad de las laderas ribereñas al Palancia hasta el municipio de Algar del Palancia. Gran parte de la vegetación de esos espacios naturales están dominados por bosques, tanto de pinares como carrascales y quejigares en los que se encuentran especies adaptadas a las exigencias climáticas, debido sobre todo a los matices continentales del clima mediterráneo.

El agua, recurso natural referente del territorio del Alto Palancia

En la zona del nacimiento del río Palancia hay un predominio de rocas calcáreas de distinta naturaleza. Este es un rasgo característico que facilita la acumulación de aguas en profundidad, por lo que son espacios propicios para la formación de acuíferos estables cuyo resultado es la proliferación de fuentes y manantiales naturales, que tradicionalmente han sido utilizadas y aprovechadas. Se da la circunstancia que el agua es de excelente calidad ecológica.

Como consecuencia de los diversos usos de los recursos hídricos destacan el conjunto de sistemas de captación y canalización para el riego así como otros usos subsidiarios. Se debe distinguir entre los pequeños sistemas de riego de alta montaña y de manantial, como el que se localiza en El Toro o el que se forma al embalsarse las aguas de la fuente de Camarillas en Torás, de aquellos más complejos como los localizados junto a las riberas del río Palancia, de mayores dimensiones, que forman un continuo de elementos patrimoniales que comprenden azudes, acequias, acueductos, balsas, molinos y batanes. Se hallan entre Bejís y Teresa. Algunos de gran singularidad y belleza como el acueducto de los Arcos de Bejís, declarado Monumento Nacional en 1983.

La calidad de las aguas del Alto Palancia queda de manifiesto por la instalación de una planta embotelladora en Bejís, en las inmediaciones de la fuente de los Cloticos, o incluso, por el uso recreativo que de ellas se hace. Es muy corriente la visita a algunos de los parajes como la fuente de los Cloticos, desde donde se puede acceder a las pozas naturales del río Palancia, y el Molinar, un pequeño caserío, no muy lejano a la fuente de los Cloticos.

La ocupación del territorio: el poblamiento

El territorio en el que se asienta el nacimiento del río Palancia se caracteriza por su diversidad y diferenciación. Las tierras altas y menos accesibles son el dominio de amplias masas de vegetación natural donde se ha practicado la ganadería extensiva desde antiguo y lugar de paso de las rutas ganaderas de la trashumancia entre Teruel y el litoral valenciano. La agricultura forma parte de los usos del suelo tradicionales, y en consecuencia, del paisaje histórico. Un rasgo paisajístico común es la contrastada diferenciación de usos del suelo. Se suceden cultivos de cereales, en el llano de Barracas-El Toro, de bancales de secano en los que se alternan almendros y olivos, que están construidos sobre las laderas con muros de piedra seca; y finalmente el regadío en las zonas cercanas a los puntos de abastecimiento de agua.

Además de los cuatro centros poblacionales de origen musulmán, hallamos en este territorio un conjunto muy variado de poblamiento: nos referimos por ejemplo a los sectores más montañosos, como las aldeas de Bejís (Ríos de Arriba y Las Ventas, construidas a orillas del río Palancia; Arteas de Abajo y Arteas de Arriba, al Oeste del término municipal en la Sierra del Toro, y Los Pérez, al sur de la población de Bejís) o el Molinar, que al El Toro. Se suceden casas aisladas, masías y masadas, diseminadas por el territorio del nacimiento del río Palancia, y las laderas que miran al Palancia, entre El Molinar y Bejís.