El año 2020 empieza en Levante-EMV con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 16 de la ONU, la base para construir un mundo de «Paz, Justicia e Instituciones sólidas». El reto no es baladí. Por ello, y con el patrocinio de Caixa Popular, el diario reunió el pasado miércoles a un grupo de autoridades y especialistas que analizaron el reto que lanza Naciones Unidas, el porqué y las posibles soluciones a las desigualdades entre países, los sectores en riesgo, las diversas formas de violencia y la violación de los derechos humanos desde la perspectiva mundial, pero también local. El encuentro estuvo moderado por la directora de Levante-EMV, Lydia del Canto, y el director general de Relaciones Institucionales del diario, Julio Monreal.

La justicia fue el primer término del objetivo 16 de los ODS que se abordó en el debate. Para la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, «cuando hablamos de desigualdades, violencia, discriminación... tendemos a mirar hacia otros países, pero vivimos en una sociedad con un nivel de pobreza que ha generado unas desigualdades terribles». Por ello, y desde una perspectiva local, Bravo defendió la importancia de la justicia gratuita y sacó pecho de la gestión realizada hasta el momento. «Cuando llegamos al Gobierno, la justicia gratuita estaba situada en el ostracismo. Nosotros apostamos por el turno de oficio mejorando el servicio y las condiciones, instauramos la gratuidad en el servicio de mediación, pusimos a las víctimas en el centro del proceso penal y creamos una red de oficinas (en 2015 había 20 y en 2020 hay un centenar) para las víctimas con la presencia de psicólogos y trabajadores sociales», explicó. Y al fijar la mirada en las víctimas, recalcó que «el 80 % de las personas atendidas en estas oficinas son mujeres. La justicia tiene rostro de mujer». Así, Bravo centró la atención «en la violencia que sufren las mujeres en diferentes ámbitos» para abordar el objetivo 16 de «paz» que plantean los ODS. «Debemos trabajar para erradicar cualquier tipo de violencia hacia las mujeres, con especial atención a la trata, al tráfico de armas y a la existencia de instituciones sólidas en países en conflicto».

Protección ante la amenaza

El coronel del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad Enrique Manglano, aseguró que «es obligación de las naciones con estado de derecho proteger esas instituciones y crear un marco de seguridad que está amenazado por intereses de organizaciones terroristas y de delincuencia que atacan la paz». Manglano recalcó las 19 misiones (más la de la Antártida) en las que ha participado el Ejército español durante 30 años y aseguró que «sin seguridad no hay paz, ni acceso al desarrollo del resto de objetivos». «Con ausencia de un Estado seguro la persona no puede desarrollarse», añadió tras recordar su experiencia personal durante 8 meses en la misión en Somalia.

«Queremos paz; trabajamos por la Justicia», es el lema de la Fundación por la Justicia que preside José María Tomás. El magistrado tomó la palabra y tras apuntar que «toda persona que se dedique al servicio público debería pasar un tiempo en los países del sur», también puso el foco en las mujeres y los menores «porque es a quienes más afecta la desigualdad». «En los países del sur uno de los problemas es no reconocer la realidad que tiene el país. Como ejemplos, puedo poner desde países africanos que niegan la mutilación genital, hasta los acuerdos de paz de Colombia que no se cumplen; pasando por Haití, que es un país fallido al carecer de instituciones o El Salvador que no cuenta con servicios públicos en la zona donde se ubicaba la guerrilla», explicó. «Cuando no hay respuesta institucional la sociedad civil se organiza de otra manera», apostilló para reivindicar que la «justicia restaurativa es el único instrumento para instaurar la paz, la paz real».

El delegado del Consell para la UE y Relaciones Exteriores, Joan Calabuig, centró su intervención en las «instituciones sólidas» del objetivo 16 y agradeció vivir «en una de las zonas del mundo con mayores índices de seguridad pública y protección social, con instituciones que son ejemplo». Sobre los retos futuros, Calabuig marcó África como algo «esencial» al pasar su población de 1.200 a 2.400 millones de personas, «lo que obliga a una implicación mayor», y remarcó el campo de refugiados de Moria (en la isla griega de Lesbos) como «la parte más negra de Europa (con 15.000 personas hacinadas), que precisa de la implicación de los Gobiernos en todos los niveles». Su intervención concluyó con la «necesidad de erradicar la prostitución», una realidad ante la que «no podemos cerrar los ojos».

Derechos ligados a la dignidad

El catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat de València Vicente Garrido compartió la «visión global» de José María Tomás y la «local» de Gabriela Bravo para recalcar que 70 años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU «esos derechos no son universales y es preciso que así sea ya que van ligados a la dignidad de la persona. El Estado de derecho es la base para que haya paz».

Con perspectiva de futuro, Garrido consideró fundamental «la educación a la infancia pero también a la ciudadanía». Es más, se mostró «sorprendido» por el «maltrecho Estado de derecho que tenemos» porque «la política en las instituciones se ve con diferente prisma en función de si uno está en el Gobierno o en la oposición. «¿Son sólidas nuestras instituciones? Sí, pero hacen aguas y la que más hace aguas es la justicia», explicó tras argumentar que «el politiqueo no se debe llevar a la justicia», una declaración que levantó ampollas y tuvo réplica de Bravo respecto a si los partidos políticos deben o no participar en la elección de jueces en las altas instancias jurídicas.

Para la directora del máster en Derechos Humanos, Paz y Desarrollo Sostenible de la Universitat de València, Encarna Fernández Ruiz, el objetivo 16 de los ODS implica «el futuro de nuestro mundo». Sobre las posibilidades de actuación, Fernández Ruiz calificó de «imprescindible» la formación «de futuros investigadores y profesionales que van a trabajar en instituciones, gobiernos, empresas... que deben priorizar los derechos humanos porque la paz no es solo la ausencia de guerra. El Estado y las instituciones no son un fin en sí mismo, sino que deben garantizar la seguridad humana de las poblaciones. Tenemos la obligación de contribuir a que los países las tengan mientras preservamos nuestras propias instituciones».

La visión global y local del objetivo 16 Paz, Justicia e Instituciones Sólidas implica el mismo drama en la violación de los derechos humanos, sin diferencias entre países del norte y del sur. «Hay violaciones a menores en los países del sur pero también los hay en València. ¿Qué diferencia hay? Ninguna», explicó el director de Save The Children en la Comunitat Valenciana, Rodrigo Hernández, quien recogió el testigo de la intervención de Gabriela Bravo para apostillar: «La justicia tiene rostro de mujer, pero debe adoptar la estatura de un niño». Y es que la mitad de las denuncias por abuso sexual en España tienen como víctima a un menor. Entre los retos a escala mundial, Hernández destacó «la exportación de armas, la externalización de fronteras y la escasa intervención en conflictos como el de Siria». En el ámbito local, el director de Save The Children defendió la «importancia» de aprobar la Ley Orgánica para la Erradicación de la Violencia contra la Infancia y la Adolescencia. La consellera de Justicia alabó la intervención de Hernández e incidió en cambios del sistema (como la formación de los profesionales o la cámara Gesell) en aras de mejorar el sistema judicial para la infancia.

La responsable del centro de mediación del Colegio de Agobados de Valencia (Icav), Ana Mir, afirmó que este recurso «es el gran desconocido» y recuperó la cita (que escuchó en una conferencia) para explicar el servicio: «La mediación no es terapia, pero es terapéutica porque nos ayuda a ser mejores personas». Así, defendió la mediación como una herramienta judicial «que fomenta la comunicación y el diálogo» y remarcó la pérdida de vivienda habitual «como uno de los principales problemas de la sociedad actual», deteniéndose en el trabajo que lleva realizando el centro de mediación en el campo de los desahucios por impagos de hipotecas.

Todos los ponentes coincidieron en la «importancia» de hacer «un Erasmus» en un país del Sur o en un barrio empobrecido del Norte para luchar, unidos, hacia uno de los objetivos más ambiciosos de la ONU, que es aquel que persigue paz, justicia e instituciones sólidas en cualquier parte del mundo.