Pepe Mujica es un hombre menudo que camina cabizbajo mirando al frente. Su pisada es firme, su voz grave y su mirada inmensa y libre. Se llama José Alberto Mujica y ha sido presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, pero a él le gusta que le llamen Pepe y que le visiten en la misma casa de campo que vive desde hace años junto a su esposa, Lucía Topolansky.

A sus 84 años Pepe Mujica se ha desplazado hasta València junto a su mujer para recibir el premio Derechos Humanos 2019 de la Fundación por la Justicia y el Consejo Valenciano de Colegios de Abogados (CVCA). El exsenador uruguayo pasará tres días en la ciudad y ayer mantuvo una intensa conversación con la prensa. El premio es un reconocimiento a su trayectoria vital de compromiso personal e institucional con los olvidados y la justicia social.

Pepe Mujica es el ejemplo de que ser político y mantenerte firme en tus valores no es un oxímoron. El tiempo le ha enseñado que si uno no es feliz con pocas cosas tampoco lo será con muchas. Es la pisada de un hombre que quiso dejar un mundo mejor al que encontró.

«Yo no tengo una respuesta definitiva, lo que tengo como definitivo es el amor a la vida. La vida me enseñó que vivir es luchar y luchar es vivir. Y para que un mundo sea un poco mejor, también tenemos que poner lo nuestro, que no solo es una queja sino vivir con un compromiso, darle sentido a la vida. Puedo haber vivido por haber nacido, igual que un escarabajo o una lechuga, la diferencia es que a la criatura humana nos dieron consciencia, tal vez para sufrir más o amar más. Y al tener consciencia en parte podemos dar un rumbo a nuestra vida. Puedes envejecer pagando cuentas y confundir la felicidad con pagar más cuotas, o le puedes dar un contenido a tu vida, sobrevivir e intentar dejar un mundo un poco mejor de aquel en el cual nací».

Pepe Mujica no concibe la vida aburrido, bostezando, y asegura que pertenece al mundo de los que se equivocan con ganas. Cree que el futuro está en disputa y que cada vez va a depender más de un compromiso colectivo: «El futuro dependerá de la conciencia humana, no de la inteligencia artificial, alguien tendrá que gobernar a la inteligencia artificial y para mí debe ser la sabiduría humana y el esfuerzo colectivo».

El expresidente de Uruguay se preguntó si estamos ante los límites de la especie humana mientras el clima cambia y las grandes potencias siguen sin hacer nada. «Somos responsables de la desaparición de miles de formas de vida y pertenecemos al mundo de las cosas vivas ante la gigantesca soledad del mundo mineral», lamentó. Mujica advirtió del «holocausto ecológico» al que se enfrentan todos los países del mundo por las consecuencias del cambio climático, pero cree que «hay esperanza si socialmente nos comprometemos».

«No sé si el sapiens durará en la tierra, no sé si es un animal que va camino de autodestruirse, sé que tiene capacidad para mucho más pero es peligroso en sí mismo, va a depender de la actitud colectiva», aventuró.

De la prisión a la amnistía

Pepe Mujica pasó 15 años en prisión. En 1985, con el retorno de la democracia a Uruguay, fue puesto en libertad junto a otros presos políticos por una amnistía. Afirma que los países son su historia y que esa historia nos va moldeando. Así es cómo ve a España.

«Yo sé que hay una España de charanga y pandereta y otra de las ideas. Las dos son Españas y España es eso. Es tan contradictoria que estuvo un año y medio sin gobierno y no pasó nada». Defendió que «en España hay un puñado de naciones yuxtapuestas que tienen su personalidad e identidad», pues «todos son españoles, pero cada cual es de su acento».

Las diferencias no tienen por qué separar, «vamos a tratar de construir a pesar de todas nuestras diferencias algo que nos dé una alternativa en el mundo que viene», pidió Pepe Mujica, quien sin embargo advirtió de un «recrudecimiento de los nacionalismos que en el fondo está expresando la frustración de las clases medias, de un mundo que ya no es pobre pero queriendo ser más rico no puede».

«Nunca se debe intervenir en casa ajena» respondió el mandatario uruguayo cuando le preguntaron por Venezuela y la gira de Juan Guaidó. Mujica recordó a Hugo Chávez: «Fui su amigo, era un poeta y un soñador».

Pero a continuación discrepó «del rumbo que se tomó en Venezuela, pero también de las sanciones económicas» impuestas a este país como forma de presión contra el régimen de Maduro. «Las sanciones económicas las pagan los pueblos, que son los que pasan hambre», denunció.

Pepe Mujica acabó la conversación como la empezó, con la pisada de un hombre que deja un mundo mejor como forma de darle sentido a la propia existencia. «Les invitó a crear seres colectivos que luchen por un mundo mejor, inténtelo, es lo que puedo decir».