Hogares en los que conviven tres generaciones, madres solteras y migrantes son los más vulnerables a la exclusión social y la pobreza. Dentro de este grupo, el 67 % de los hogares grandes (con dos o más hijos) y alguno de sus miembros en paro no pueden permitirse afrontar ningún gasto imprevisto. Estas son las principales conclusiones del informe «Familias en riesgo» elaborado por la ONG Save The Children y publicado ayer con datos de las dos últimas encuestas de condiciones de vida del Instituto Nacional de Estadística (INE).

En general, hay tres grandes perfiles proclives a la desigualdad, que representan a más de 205.000 hogares en toda la Comunitat. El primero es el de las viviendas con abuelos en el domicilio familiar, con 35.565 hogares. Después están las familias grandes con alguno de sus miembros en paro, que representan a 70.512 hogares. Por último se sitúan las familias con madres solteras, el grupo más numeroso y que representa a 101.648 hogares. Respecto a la infancia, los datos arrojan que la desigualdad no ha cambiado desde el pasado año.

Uno de cada tres menores en la Comunitat (260.000 niños) están en riesgo de pobreza y exclusión social. Según declaró Rodrigo Hernández, director de Save The Children en la Comunitat Valenciana «la pobreza afecta de manera negativa al desarrollo de la infancia y pone en entredicho el cumplimiento de derechos fundamentales. Esta lacra social sólo puede combatirse con inversión, por lo que es necesario que el Consell continúe impulsando políticas públicas que sigan incrementando las partidas destinadas a la pobreza infantil».

Compromiso político

Además de analizar cómo son las familias pobres en la Comunitat, Save The Children reclamó medidas para combatir la pobreza infantil en la Comunitat. Entre ellas, destacan la ampliación de la Renta Valenciana de Inclusión. La oenegé también reclamó el aumento de la oferta de alquileres asequibles y la garantía de alternativas habitacionales dignas en los casos de extrema necesidad. Además, demandó el «acceso universal progresivo a la educación infantil temprana (de cero a tres años), para los niños y niñas en situación de pobreza y exclusión» como receta para paliar la desigualdad entre las familias.