"Él nunca va a ser 'Don José' o 'José Mujica'. El siempre será 'El Pepe'". Chanel, una mujer uruguaya que lleva catorce años viviendo en València, espera en la puerta de atrás del Centre del Carme de València. Ella, como centenares de personas, se han quedado fuera del coloquio "El futuro de los Derechos Humanos", en el que ha participado hoy el expresidente de Uruguay, que se encuentra unos días de visita en la capital del Turia. Momentos antes del coloquio se han producido aglomeraciones en la puerta que la policía ha tenido que disolver para evitar avalanchas. A las diez de la mañana ya había colas de varios cientos de metros que llegaban hasta las Torres de Serrano. La charla-coloquio era a la una del mediodía.

Todas las previsiones de afluencia de público han sido desbordadas. Como la calle Museu y la Plaza del Carme, que han sido tomadas por cientos de personas en un acto que era de entrada libre. Aún cuando pasaba más de hora y media de la charla, decenas de personas esperaban fuera del recinto. Solo para verle. "Yo creo que se va a parar con nosotros y va a hablar, él es muy cercano y puede que haga eso" señala María, otra de las personas que se agolpa a la salida para recibir al expresidente. El exmandatario ha protagonizado esta semana diferentes actos públicos, comenzando por una conversación con el President Ximo Puig, dentro del ciclo "Debats del Palau". Además Mújica recibió este miécoles el premio Derechos Humanos 2019 del Consejo Valenciano de Colegios de Abogados - Fundación por la Justicia en reconocimiento a su trayectoria vital de compromiso personal e institucional con los Derechos Humanos y la justicia.

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Aglomeración en la conferencia de Mujica en València

Entre los que esperaban en la puerta se podían ver jóvenes y mayores, banderas de uruguay y varios vasos de mate. "Me voy feliz porque he visto mucha gente joven aquí", confesaba Hilda, de 70 años, uruguaya y militante tupamara, que ha acudido a la convocatoria desde su casa, a 80 km de València. Pero ella, y con ella todos los asistentes consultados, lamentaron la mala organización. El público se quejaba, tanto dentro de las salas en las que se celebró la convocatoria, en la que abundaron las quejas por la mala sonoridad o la falta de sillas, como fuera de la misma.

"Todos podemos hacer algo" por los derechos humanos y por cambiar los parámetros de una civilización que pone en riesgo la propia supervivencia de la vida, ha señalado este jueves el mandatario latinoamericano."No podemos aceptar esa imagen de un mundo de dos velocidades, un mundo protegido por el Mediterráneo o por el Río Bravo frente a los del otro lado. Porque no va a ser así, porque en los próximos 50 años África será la mitad de la humanidad, y su desgracia será la de todos. O no se salva nadie o nos salvamos entre todos", ha pronunciado, con voz firme y tono alto que parecía dirigir una reprimenda contra "los que no saben para qué han nacido".

"Esta lucha es más global que la propia economía y nos debe comprometer. Porque es posible una humanidad mejor y un mundo equilibrado, pero solo si hay voluntad humana capaz de enderezar la dirección del barco", ha explicado ante un auditorio de personas de todas las edades.