El tema de la vivienda es uno de los más importantes quebraderos de cabeza de los jóvenes. Solo uno de cada cinco se pueden emancipar (el 19 %), una cifra ligeramente superior a la media estatal, del 18,6 %. Si se mira por sexos, entre las mujeres han tomado la decisión una de cada cinco (24,2 %) frente al 14,1 % de los hombres. Esto se debe a que ellas optan más por compartir, mientras que ellos valoran vivir en solitario, aunque más tarde.

El dato de emancipación es el peor desde 2002, advierten, y recuerdan que la situación empeoró con la crisis y, más de una década después, aún no ha mejorado. De hecho, el precio del alquiler subió un 7,25 % en 2019.

La envergadura del problema de los jóvenes con la vivienda se entiende cuando se constata, como revela el observatorio, que el alquiler se lleva el 71,7 % del salario -a lo que habría que sumar gastos e imprevistos-, a pesar de que no es recomendable que esl desembolso represente más del 30 % de los ingresos, como recuerdan desde el Consejo de la Juventud de España y el Banco de España. Pero es que eso no lo consiguen ni a quienes no les queda más opción que compartir piso. En este caso, destinan el 26,8 % de sus ingresos en Castelló y el 33 % en València y Alicante, mientras que los pocos que tienen hipoteca (el 16 %) invierten en ella el 52,7 %.

Así, Pilar Blasco, presidenta del Consell Valencià de la Joventut, resume que contar con un trabajo «tampoco garantiza poder asumir el coste de una vivienda o de un alquiler en solitario», más aún si los contratos son temporales, ya que «no puedes emanciparte sin seguridad». «Hay que elegir quedarse en casa con la familia y retrasar el proyecto vital; dar el paso e irse y no hacer nada más; o compartir hasta los 35 o 40 años», apunta Manuel Ramos, presidente del Consejo de la Juventud de España.