La presión vecinal ha conseguido la paralización del desahucio de una familia con una bebé de seis meses y un hijo de siete años en el barrio valenciano de Orriols. El lanzamiento se notificó ayer por parte del juzgado y se iba a ejecutar esta misma mañana, con solo un día de plazo, a pesar de que la familia, que ocupa el inmueble, no tiene alternativa habitacional. Pese a esto, varias asociaciones como Orriols en Bloc, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Espai Veïnal Cabanyal, Cuidem Benimaclet y la Asociación de Vecinos de Torrefiel han conseguido paralizar el desahucio concentrándose en la puerta de la vivienda de la calle Anna.

Tras más de una hora de la fecha prevista para el lanzamiento, la comisión judicial no se ha presentado en el inmueble y se ha notificado a los asistentes que el desahucio quedaba paralizado, a la espera de abrir un nuevo procedimiento judicial. Desde el Banco Sabadell, entidad propietaria del inmueble, se han cerrado a la posibilidad de negociar un alquiler social para la familia. Arturo Peiró, activista de la PAH ha asegurado que "el banco nos ha trasladado que no volverán a hacer un alquiler social en el inmueble y lo quieren vacío. Estamos haciendo gestiones para que la familia pueda acceder a una vivienda social o tener una alternativa habitacional que pueda pagar. Estamos de acuerdo con que el piso es del banco, que es su propietario. Pero lo tendrá cuando esta familia tenga dónde ir".

La familia cuenta con ingresos gracias al trabajo de uno de los cónyuges, pero su empleo precario no es suficiente para permitirse un alquiler en València. "Llevamos mucho tiempo buscando, pero en todos los sitios nos piden dos o tres meses de entrada y un contrato fijo, cuando los alquileres están a más de 600 euros", afirma Yolanda, una de las afectadas. Pese a que son solicitantes de ayudas como la Renta Valenciana de Inclusión y están enlistados en el EVHA (Entitat Valenciana d'Habitatge i Sol) siguen a la espera de una vivienda, que de momento no pueden permitirse por su situación precaria.

Desahucio exprés

A penas dieron 24 horas a Yolanda para dejar su casa con su hija de seis meses. "Acababa de llevar a mi hijo al colegio, y a los quince minutos de llegar a casa llamaron a la puerta. Al principio no me atrevía a abrir, siempre me da miedo, pero cuando empezaron a aporrear la puerta más fuerte pensé que podría ser peor si no lo hacía". Cuenta que, cuando abrió vió a la comisión judicial midiendo el marco de la puerta de su casa."En ese momento me dijeron que tenía que salir de la vivienda. Y me quedé blanca. Les dije que en ese momento estaba con mi niña y tenía todo sin recoger, que necesitaba tiempo para que algún familiar me ayudara a sacar las cosas. Llamaron al juez y me dijeron que tenía un día para irme. Me aconsejaron que para entonces no estuviera en mi casa porque 'sería peor'".