Contemplar y maravillarse. Pero con mirada concienciada y crítica. El «Feslalí, Alcalalí en flor», un festival que abraza todo el mes de febrero y que, de alguna forma, enlaza con esa tradición japonesa del «sakura» (aquí, eso sí, almendros y no cerezos), es una llamada a salvar la cultura y la agricultura. La cultura rural y de pueblo. La más sabia. Y la agricultura de los almendros. Los labradores cuidan sus campos como si fueran jardines. Están perfectamente labrados. Ahora los frutales estallan de flores. Blancas. Pero la tonalidad va cambiando en este paisaje vivo. El mar níveo que es ahora todo este valle está moteado de rosa y rojo. El viento sacude las ramas y hace volar los pétalos. La floración de los almendros es todo un espectáculo. Alcalalí, un pueblo de 1.300 vecinos, ha convertido esta maravilla natural y cíclica en un estupendo festival. Arrancó el pasado fin de semana con degustaciones gastronómicas (los restaurantes preparan menús con la almendra como ingrediente que da sentido a todos los platos), maratón fotográfico, concurso de dulces y pasteles y senderismo. Pero los excursionistas no pasean y gozan del florido paisaje sin más. El guía les cuenta lo que hay. Les explica que la agricultura se enfrenta a la falta de relevo generacional, que se ha creado la SAT Llauradors d'Alcalalí para buscar nuevos mercados para la almendra o que el cambio climático y la fastidiosa Xylella Fastidiosa todavía hacen más difícil la vida del campo. Pero el «Feslalí» significa rebelarse contra todas las dificultades. Defiende el paisaje, el patrimonio de la piedra en seco y el «hanami» en modo Marina Alta. Flores de otro mundo. Un mundo rural y bello.

Una fiesta reivindicativa y muy solidaria

El «Feslalí» no rehúye la reivindicación. Este fin de semana se ha realizado una performance en un bancal de almendros inspirada en la «Xylella fastidiosa». La plaga y el primer plan de erradicación (ahora el Consell aplica la contención, de menos impacto en los campos) amenazan este cultivo tradicional. También este domingo han pasado por el festival las mujeres de «Valentes i Postives», que han convertido el teatro en estímulo para luchar contra el cáncer. El próximo fin de semana llega el «showcooking» con almendra del cocinero Pep Romany y del maestro heladero Óscar Palacio.