El Bloc será de izquierdas o no será. El partido mayoritario en Compromís no quiere que el congreso que celebrará el próximo mes de junio se convierta en un debate sobre si el partido sale más o menos nacionalista de lo que entra o si elimina esa etiqueta y la cambia por la de valencianista.
La ponencia política que coordina el conseller de Educación, Vicent Marzà, planteará que el debate identitario está superado y que el partido tiene que presentarse ante la sociedad con un perfil nítidamente de izquierdas que aspire a ser hegemónico en ese eje político. Entienden que los socialistas ya ocupan el centro del tablero y que el Bloc refundado tiene un campo amplio en el que crecer amplificando el perfil de izquierda que le lleve a atraer, por ejemplo, a electores que en algún momento se decantaron por Podemos.
Marzà y el equipo redactor de la ponencia política tienen aún en fase preliminar la redacción sobre la que pivotará la refundación del Bloc. Pero de las reuniones han salido ya algunas ideas claras como la necesidad de construir un discurso que amplíe la base social del Bloc y ofrezca una herramienta que desde el valencianismo dé solución a los problemas sociales.
Un fortalecimiento ideológico que sitúe a las personas en el centro, que sea capaz de mejorar la vida de los valencianos, que se dirija sobre todo a las clases trabajadoras, pero también al empresariado que crea empleo digno y no especula. Un proyecto que no pierda energías en el debate sobre si es más o menos nacionalista y que alcance a capas sociales hasta ahora vetadas al valencianismo, como por ejemplo las comarcas castellanoparlantes. El conseller de Educación ha trasladado en las reuniones que en muchas ocasiones se ha sentido huérfano desde el Consell al no tener detrás un partido fuerte ideológica y organizativamente, dotado de políticas claras que marquen el camino.
Por eso, a través de esa ponencia, Marzà aspira a poner los pilares de la evolución del valencianismo, que asuma sin problemas su pasado, pero que se presente como una herramienta de transformación social que sea, sobre todo, capaz de perdurar en el futuro cuando ninguno de los actuales dirigentes estén al frente de un partido que podría salir con nuevo nombre ya que en el Bloc se es consciente de que el actual no resulta atractivo, al contrario de lo que ocurre con Compromís.
Un proyecto que el entorno de Marzà niega que sea de ruptura con Compromís o que busque proyectar un liderazgo para el futuro, en el caso de que Oltra, que ya ha optado en dos ocasiones sin éxito a la presidencia de la Generalitat, pueda dar un paso atrás.
Mejorar la organización interna
Hace unos meses, Marzà pronunció una conferencia en València que fue presentada por la exdiputada de Podemos Sandra Mínguez, nacida en Cuenca, un perfil perfecto para explicar a quien pretende captar el nuevo Bloc, que aspira en un primer momento a seducir al millar de afiliados de Compromís que no forma parte de ninguno de los partidos de la coalición, Bloc, Iniciativa o Verds, lo que le reforzaría como el partido mayoritario en la coalición.
Marzà está dispuesto a que de esa ponencia salga un partido mejor organizado y con un mensaje más social, feminista y ecologista que con el tiempo pueda convertirse en hegemónico o que sea capaz de representar una mayoría social suficiente con los socialistas.
El control de la ponencia política sitúa en una posición privilegiada a la generación que lidera Marzà, de la que forma parte la coordinadora, Àgueda Micó, que aspira a convertirse en secretaria general tras el cierre en falso de 2016, ya que no se se vislumbra músculo suficiente para una alternativa. Los jóvenes del Bloc aglutinan también a referentes como la vicepresidenta de la diputación, Maria Josep Amigó, que dirige la ponencia de estatutos, pero consciente de que en las directrices políticas a las que Marzà va a dar forma se juega el futuro del valencianismo.
