China está volviendo poco a poco a la normalidad después de alargar una semana las vacaciones de Año Nuevo Chino para aumentar las medidas de prevención frente al contagio del coronavirus aunque esta pretendida normalidad, va, como muchas otras cosas, por provincias. En un país con una extensión de 9,6 millones de kilómetros cuadrados la situación con respecto al coronavirus difiere, y mucho, según de donde se hable. Mientras en unas provincias la vida se ha visto «poco» alterada, en otras están ampliando las medidas de seguridad y de cuarentena para con los ciudadanos y dando instrucciones expresas a los extranjeros residentes de que salgan del país.

Es lo que le ha pasado a Pablo Checa, un entrenador de fútbol de Castelló que lleva algo más de un año en China trabajando. La alerta por el coronavirus y el cierre de Wuhan y toda el área de Hubei le pilló a punto de renovar su visado para intentar venir de visita en las fiestas del Año Nuevo.

Con el cierre de oficinas no pudo hacerlo y a la vista del cariz que estaban tomando los acontecimientos no pudo más que hacer caso a las instrucciones «estrictas» de su club -coordina el Yuan Wen Yang Football Club de Zhoushan- y quedarse él también en cuarentena en su ciudad, como le ha pasado a otro de los valencianos «atrapados» en Chinapor el estallido del coronavirus, su compañero Carlos Patiño.

Pablo ha estado recluido en su casa de Zhoushan, en una pequeña isla cerca de Shanghai a 760 kilómetros del foco de la epidemia y que pertenece a la provincia de Zhejiang, donde hay 1.092 casos declarados por ahora.

«Les preocupan los extranjeros»

En su casa, saliendo lo mínimo ha estado los últimos 20 días, hasta el pasado fin de semana. «En pocas palabras me han recomendado que me fuera, que los extranjeros iban a estar mejor en sus países», explica Pablo ya desde Castelló. Las órdenes se las envió el club después de recibirlas del gobierno chino el pasado viernes por la noche. «Iban a aumentar las medidas de cuarentena en la isla y nos recomendaron que los extranjeros estaríamos mejor fuera. Se nota que en estos días una de las principales preocupaciones ha sido que ningún extranjero allí se contagie», explica.

Además, en el club de fútbol que entrena Pablo ha habido dos contagios, «de ahí que hayan tomado la decisión». La medida ha sido expeditiva: no son vacaciones, «realmente me han suspendido el contrato, como a muchas otras personas» durante al menos un mes «hasta la primera quincena de marzo». Si no hay trabajo, no hay sueldo, medida que parece que se ha tomado con más trabajadores.

Mascarillas y control de la fiebre por el coronavirus

Ahora, desde su casa de Castelló relata el periplo que fue su salida en avión de China. Ningún problema en el vuelo interno a Shanghai pero desde allí hasta Europa (vía Moscú) todo han sido medidas de prevención. «Me hicieron un test en profundidad, y nos tomaron la temperatura en el aeropuerto antes de salir», además, durante el vuelo todo el pasaje tuvo que hacer el viaje con las mascarillas puestas. «En la escala en Moscú, volvieron a tomarnos la temperatura con trajes especiales de protección», explica Pablo, que estuvo a punto de no salir de China al tener el visado caducado.

«Me tuvieron que expedir un certificado especial explicando por qué tenía el visado caducado y que había estado encerrado todo ese tiempo... pensé que no me iban a dejar salir en el último momento», recuerda.

Después de su rápida e inesperada salida de China, Pablo aprovechará este mes con los suyos, que estaban «bastante preocupados», según reconoce. «Yo me encuentro bien y durante todo este tiempo he estado encerrado y no he tenido ningún contacto ni problemas de salud», insiste Pablo, que aún así irá a la consulta del médico «por prevención».

Él seguirá ahora las noticias del coronavirus desde casa. El que no ha tenido tanta suerte ha sido su compañero Carlos Patiño, otro castellonense entrenador de fútbol al que la crisis del nuevo virus 2019-nCoV le ha mantenido también retenido en China desde mediados del mes de enero.

Mientras a Pablo le han «aconsejado» la salida, para Carlos ayer lunes era el día en el que se iba a intentar volver a la normalidad, al menos, era la fecha que le habían dado para la vuelta al trabajo después de haber estado todo este tiempo «atrapado» en un hotel de lujo de Taixing, en la provincia de Jiangsu, a 600 kilómetros del epicentro de la epidemia.