«Todo el mundo se puede presentar a unas primarias de Podemos, pero no todo vale para intentar ganarlas». Esta frase recogida en el protocolo de la formación morada con vistas a la III Asamblea Estatal resume uno de los mantras trasladados a los territorios de cara a los procesos internos que se sucederán a partir de marzo para renovar la estructura orgánica de la cabeza a los pies.
Aunque las primarias están inscritas en el ADN de Podemos, la acumulación de traumas y fracturas ha conducido a la dirección a poner negro sobre blanco los límites de los candidatos para evitar que los enfrentamientos se salgan de madre, ahora que Podemos disfruta de las mieles del Gobierno.
En esta tesitura, la síndica de Podem en las Corts, Naiara Davó, se mostró ayer partidaria -en una entrevista en Plaza Radio- de consensuar una lista unitaria de cara a la III Asamblea valenciana prevista en mayo, con tal de «ir todos a una» y evitar divisiones internas tras un periodo de gran inestabilidad orgánica. Las quinielas sitúan a Davó como la mejor situada para suceder a Antonio Estañ en la secretaría general -en manos de una gestora tras la dimisión prematura del anterior líder- aunque la portavoz asegura que aún no es momento de hablar de nombres. La candidata apadrinada por Pablo Iglesias en 2017, Pilar Lima, tampoco ha confirmado si volverá a postularse. Ambas compartieron lista en primarias.
La incógnita de los anticapitalistas
Otra incógnita es si la corriente valenciana de Anticapitalistas vuelve a plantar batalla con un candidato alternativo o se abstiene de participar en el proceso, como estudia hacer en el ámbito estatal tras la ruptura con las posiciones mayoritarias de Podemos.
Después de la escisión del sector errejonista, Iglesias tendría el camino más despejado que nunca para asegurarse el control de la federación valenciana, donde hasta ahora no ha logrado situar a ningún secretario general de su entera confianza. El vicepresidente del Gobierno dispone de mayor poder sobre los procesos internos y tiene su reelección garantizada casi sin oposición. El protocolo estatal para los candidatos llama a evitar «campañas llenas de agresividad, basadas en dañar al adversario» y pide evitar la «muy vieja y nada ética operación de filtrar a los medios rumores, opiniones privadas o desprestigios personales». «Todo esto nos hace más pobres y más débiles», concluye el documento.
