Si la Conselleria de Sanidad cumple para 2023 con el compromiso lanzado esta semana de reducir la demora media para ser operado de algo no urgente de los 86 días actuales a 70, la lista de espera volvería a estar en valores parecidos a los de junio de 2016, casi al año de que el gobierno del Botànic llegara al poder.

Así se desprende de la comparación histórica de los datos de demora media estructural (que no total) para entrar a quirófano que la conselleria facilita trimestralmente desde enero de 2016.

El compromiso de reducir la espera en un 18 % es uno de los principales objetivos del Plan Óptima, presentado esta semana por la consellera de Sanidad, Ana Barceló, y que busca contener las desbocadas cifras de la lista de espera quirúrgica que no han dejado de crecer en los últimos cuatro años.

Desde la oposición han criticado la falta de «ambición» del plan de Barceló por poner el objetivo a 3 años vista en 70 días de espera media. «Tanta inversión y tanto plan para volver a estar como hace ocho años, como estábamos con el PP», criticó el portavoz de Sanidad en las Corts Valencianes de este partido, José Juan Zaplana.

La situación de las listas en ocho años, sin embargo, ha variado y lo sigue haciendo constantemente. Uno de los grandes problemas de esta referencia sanitaria es que cada año son más las personas susceptibles de tener que entrar en lista de espera simplemente por el envejecimiento de la población y el tipo de intervenciones no urgentes que son predominantes como los juanetes, las cataratas o las prótesis de rodilla o cadera. Además, los avances tecnológicos y de cuidados sanitarios hacen que cada vez se opere a personas más mayores lo que hace prever un futuro en el que, al menos el volumen de personas, no tiende a reducirse. Precisamente Oftalmología y Traumatología son las dos especialidades «reinas» en número de pacientes en lista (entre las dos suman más de la mitad de todos los pacientes: 32.674 de los 60.983 totales).

El plan, que este año tiene 35,2 millones de euros, sí arrojaría cifras no vistas hasta ahora si se consiguen otros objetivos como reducir un 25 % el número de pacientes en lista y se pasa de los 60.983 actuales a rondar los 45.000, una cifra que no se ve hace más de cuatro año. También se quiere eliminar la bolsa de personas que llevan esperando más de 180 días, 12.841 personas en enero de este año.

Aunque el volumen de pacientes visto en perspectiva parezca más o menos «estático», mensualmente hay un movimiento de entre 16.000 y 18.000 pacientes que salen de la lista y otros tantos que entran, tal como especificó la secretaria autonómica de Eficiencia y Tecnología Sanitaria, Concha Andrés en su comparecencia parlamentaria del jueves. «En enero hemos tenido 18.665 entradas en la lista» muchas teniendo en cuenta que en diciembre fueron unas 14.000. «No se deja de operar y de meter gente en lista», explicó.

Vuelta a la contabilidad del PP

La comparación toma solo las cifras de demora estructural (los pacientes que entran en lista de espera y no han rechazado ninguna intervención ni en la pública ni en la privada) ya que la Conselleria de Sanidad ha advertido de que, a partir de ahora y como hacía el PP, se va a trabajar en exclusiva con estos datos.

La cifra de pacientes sí incluirá a todos pero en la contabilidad de la demora media se excluyen los días que esperan aquellos pacientes que rechazan ir a la privada y que quedan en lista sumando días hasta que los llama su hospital. En diciembre del año pasado eran 9.131 personas con una demora media de 249 días. Según cifras de Sanidad, se niegan a ir a la privada 6 de cada 10 de los que tienen opción de operarse fuera.

La Conselleria de Sanidad ha defendido utilizar este índice (frente a los 113 días de espera total en diciembre) ya que es la cifra que utiliza el Ministerio de Sanidad para hacer la comparativa autonómica. Según los últimos datos ministeriales de junio de 2019, los valencianos y pese a la percepción de sanidad colapsada esperan menos que la media española.