El jefe del Servicio de Farmacia del Hospital General de Castellón, Raúl Ferrando, coordina un equipo interdisciplinar que ha desarrollado un tratamiento alternativo a la Leucemia Leucocítica Crónica (LLC) con el que se consigue aumentar la calidad y la esperanza de vida de los pacientes, además de ser más barato que los tratamientos que se aplican en la actualidad.

En una entrevista con EFE, Raúl Ferrando describe el trabajo desarrollado junto a la doctora María José Terol, del Servicio de Hematología Clínica del Hospital Clínico de València, y la doctora Eva María Donato, del servicio de Hematología del Hospital Universitario General de Castelló, con el que se ha conseguido un cambio de paradigma en el tratamiento de la LLC que sitúa a Castellón en el mapa de la innovación respecto al tratamiento de esta enfermedad.

Ferrando explica que, actualmente, se aplican terapias de alto impacto y coste, de entre 70.000 y 90.000 euros al año, cuando el paciente no ha respondido a un tratamiento. Ahora, con una combinación de fármacos, ha aparecido una línea de una alternativa para LLC que tiene «beneficios muy notables» respecto al resto de opciones.

Este tratamiento nuevo combina la administración de un fármaco intravenoso durante 6 meses y, a partir de ahí, un tratamiento oral de una cápsula al día durante dos años. La primera ventaja, puntualiza, es que, al finalizar este periodo, «ya no hay que tomar fármacos y se eliminan los posibles efectos adversos».

El hecho de ser un tratamiento «finito» en el tiempo, frente al otro que se prolonga indefinidamente, «hace que el paciente ya no tenga fármacos en sangre y no hay posibilidad de sufrir efectos adversos». Esto, sumado a que la mayoría de pacientes de LLC es gente de edad avanzada, evita que se produzcan «posibles interacciones y complicaciones» al tomar medicamentos por varias patologías.

Esta alternativa aporta además una mayor seguridad por el hecho de que los pacientes que llevan un tratamiento de por vida «llega un momento en el que no responden por la presencia siempre del mismo fármaco, que hace que las células cancerosas aprendan y dejen de ser sensibles al mismo».

Otro dato importante, según Ferrando, es el de la adherencia por no tomar bien los medicamentos, ya que algo más del 50 % de pacientes crónicos no toma bien el tratamiento. Con esta nueva alternativa para la LLC «se cumple mejor con la motivación al ser finito» y, al mismo tiempo, «mejora la calidad de vida, porque hace más efecto el fármaco», precisa.

A esto hay que añadir el hecho de que este tratamiento resulte entre 50.000 y 80.000 euros más barato al cuarto año de tratamiento¡. Pero más que perseguir un ahorro económico, lo que se ha valorado son los beneficios para el paciente, como mejorar los índices de supervivencia y la calidad de vida. «A nivel farmacológico es más útil y más barata», por lo que «la decisión final no es compleja», asegura, y señala que ya se está aplicando en unos 30 pacientes en la Comunitat Valenciana.

Perder el miedo

Ferrando comenta que, a partir de ahora, el tratamiento debe ganar «en experiencia y, al mismo tiempo, ir perdiendo el miedo a dejar al paciente sin tratar después del segundo año». El especialista, cree que «lo normal» es que el nuevo tratamiento «vaya penetrando hasta convertirse en el estándar».