El Ministerio de Transportes ha iniciado las expropiaciones del primer tramo del proyecto para la ampliación de la circunvalación de València. Un paso administrativo importante ya que supone el paso previo para poder licitar las obras. La Demarcación de Carreteras del Estado de la Comunitat Valenciana ha iniciado el expediente de información pública a efectos de expropiaciones del tramo A, el primero de los tres de este proyecto previsto, para las «mejoras funcionales, de seguridad vial y medidas de integración ambiental de la autovía A-7 entre el enlace con la CV-32 o carretera de la Gombalda y el enlace con la CV-35 o autovía de Llíria.

La actuación en los primeros 10,62 kilómetros del tramo A desde la CV-32 (la carretera de Rafelbunyol a Museros) hasta la CV-35 consistirá en la construcción de tres nuevos carriles a ambos lados del actual baipás. El objetivo de toda la actuación es separar el tráfico de agitación o de corto recorrido que se desviará a los carriles laterales y se dejarán los centrales para el tráfico de largo recorrido.

Las expropiaciones del primer tramo afectan a nueve términos municipales, según el anuncio de la Demarcación de Carreteras del Estado: Bétera, Godella, Massamagrell, Moncada, Museros, Rafelbunyol, Paterna, el Puig y València. En total, la nueva infraestructura afectará a 1.092.506 de metros cuadrados (m2): 977.086 m2 de forma definitiva, otros 115.420 m2 como suelo de servidumbre de protección y otros 350.099 m2 (no incluidos en el millón inicial) para la ocupación temporal del suelo.

La mayor afección del suelo se producirá en el término municipal de Bétera, donde Carreteras prevé expropiar 475.225 m2 de suelo de forma definitiva. Godella es el siguiente municipio con más terreno expropiado con 209.193 m2. El resto de poblaciones también sufrirán un bocado importante en sus términos municipales: Moncada (115.031 m2), Museros (94.523 m2), Paterna (32.702 m2), València (28.225 m2), Rafelbunyol (21.023 m2) y Massamagrell (1.164 m2). En El Puig únicamente se ocuparán 80.195 m2 de forma temporal.

La ampliación de la circunvalación se justifica desde hace más de una década en la necesidad de separar los tráficos de largo y corto recorrido lo que permitirá «mejorar los tiempos de viaje» y «conexiones buenas a la zona portuaria y logística». En esencia, el proyecto consiste en ampliar con cuatro o seis carriles más (según las zonas) los 22,5 kilómetros de la A-7 entre Rafelbunyol-Museros hasta el cruce con la A-3 y que se sumarán a los seis carriles actuales (tres por sentido).

A pesar de la ampliación de la A-7 con un tercer carril en 2002 (tramo norte) y 2011 (tramo sur), el anterior Ministerio de Fomento y actual de Transportes considera que «la ausencia de otras vías transversales alternativas en el área metropolitana norte genera una no deseable mezcla de tráficos de largo recorrido con otros de carácter metropolitano de muy diferente comportamiento». Una situación que, «unida a las altas intensidades de tráfico -100.000 vehículos al día- y la elevada proporción de vehículos pesados (del 25 %), merma la funcionalidad de la vía, su seguridad y calidad de servicio». Una situación «agravada por la escasa distancia entre enlaces consecutivos en la circunvalación, especialmente significativas entre la carretera de la Gombalda y el enlace con la A-3».