Las campañas de muestreo de macroinvertebrados en las malladas de la Devesa y el Racó de l'Olla que organiza la Oficina Técnica de la Devesa-Albufera del Ayuntamiento de València ha permitido localizar una nueva especie para la ciencia. El hallazgo es fruto del trabajo que desde 2004 ha realizado en este entorno natural el doctor en biodiversidad y especialista en invertebrados acuáticos continentales, Juan Rueda Sevilla, que ha contado con el especialista Rafael Jordana Butticaz, catedrático de la Universidad de Navarra y especialista en Collembola. El resultado de este hallazgo se ha publicado en el último volumen de la prestigiosa revista científica «Limnetica» que pertenece a la «Asociación Ibérica de Limnología» (AIL).

La nueva especie hallada en l'Albufera pertenece al grupo Collembola, un artrópodo hexápodo de tamaño microscópico, que los autores del artículo y descubridores han bautizado como Entomobrya benaventi, en homenaje al biólogo Joan Miquel Benavent, el primer director del parque natural de l'Albufera en 1986 y que actualmente es técnico de la oficina de la Devesa-Albufera del Ayuntamiento de València.

La Entomobrya benaventi «apenas mide 1,66 milímetros y está presente en la vegetación asociada a las malladas muestreadas». Este macroinvertebrado se alimenta de la materia orgánica que encuentra en superficie, como restos vegetales y polen. Las malladas son las «depresiones interdunares que reciben el agua de lluvia o se alimentan de un acuífero local». La Entomobrya benaventi es una especie que «dentro de la cadena trófica come materia orgánica» y su «hallazgo en un parque natural y un ambiente maltratado (en los años 60-70-80)» supone que, gracias a «su recuperación, podamos seguir buscando para encontrar especies nuevas nunca conocidas en el mundo».

El área en la que ha sido encontrada la Entomobrya benaventi también supone un hito para la recuperación de la Devesa, que estuvo a punto de sucumbir al ladrillo y la urbanización que se proyectó a principios de los años sesenta del pasado siglo. «Durante las décadas de 1970 y 1980, tanto la Devesa como el Racó de l'Olla estuvieron a punto de desaparecer debido a la presión urbanística. La Devesa se transformó completamente: las malladas (depresiones interdunares que reciben el agua de lluvia o se alimentan de un acuífero local) se rellenaron con la arena extraída del primer cordón dunar, y se construyó un hipódromo en el Racó», recuerda Rueda Sevilla en su artículo publicado en la revista especializada «Limnetica».

La presión popular que logró preservar la Devesa, con la campaña reivindicativa de «El Saler per al poble» en los años setenta, dio paso a partir de noviembre de 1980, con el nombramiento de Guillermo de Felipe como conservador de la Devesa-Albufera, a que los trabajos de regeneración dieran sus frutos. «Tras la finalización de múltiples proyectos de recuperación (Life Dunas, Life Enebro), la Devesa y el Racó de l'Olla han sido restauradas a condiciones cercanas a la preurbanización», destaca el biólogo Juan Rueda Sevilla. Además del hallazgo de la Entomobrya benaventi, las campañas de muestro también han permitido documentar por primera vez en la Península Ibérica otra especie de colémbolo, la Jordanathrix articulata articulata (Ellis, 1974), «uno de los grupos de invertebrados menos conocidos en las malladas».