Igual que ser madre demasiado tarde (por encima de los 40 o los 45 años) serlo demasiado pronto conlleva también riesgos médicos. La edad óptima, biológicamente hablando serían los 22 o 23 años. Por debajo de los 15, sin embargo, se multiplican las complicaciones. Son embarazos de «alto riesgo». «Tienen más riesgo de hipertensión y preeclampsia, de parto prematuro, anemia o amenaza de aborto y la cesárea es más frecuente», según la ginecóloga del H. Doctor Peset, Elia García.