Una de las víctimas que tuvo que acudir de urgencia al hospital debido a los efectos de mareo y pérdida de conocimiento tras un encuentro sexual el pasado 26 de septiembre con el presunto homicida de Marta Calvo relata que Jorge P. J. insistía una y otra vez en realizarle masajes con las manos impregnadas en cocaína. Primero en los pies y luego en el cuero cabelludo y los pechos, principalmente en el izquierdo. «Estaba mareada y aturdida», recuerda. La intención del sospechoso era impregnar todas las partes de su cuerpo más susceptibles de absorber la sustancia para un efecto mayor y más rápido.

Además, también le llama la atención que él no quisiera consumir. Esta víctima, de 31 años y nacionalidad colombiana, asegura que perdió totalmente el conocimiento y que realizó actos sexuales que en circunstancias normales -de no haber estado drogada- no habría hecho con otros clientes.