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Entrevista

Beatriz Gimeno: "Las madres son criticadas por todo, tanto si se llevan al bebé al trabajo como si lo dejan, es terrible"

Directora del Instituto de la Mujer

Beatriz Gimeno quiere convertir el Instituto de la Mujer en un centro de referencia cultural. fernando bustamante

El machismo mata al año a miles de mujeres y daña física y moralmente a otras tantas, sin embargo la violencia de género sigue sin ser considerada un problema mundial ni siquiera un asunto de Estado, ¿por qué?

Y va a costar mucho que lo sea porque está naturalizada. Llevamos mucho conviviendo con esta violencia y hace muy poco que nos hemos dado cuenta de que era algo a erradicar y que tenía que ver con la discriminación y la desigualdad. Le llamamos violencia machista hace muy poco, forma parte del orden de las cosas y cuesta mucho desnaturalizarlo.

¿Cómo se lucha contra algo que no acaba de tomarse en serio?

De muchas maneras. Tiene que haber un abordaje integral, no solo desde las instituciones. Lo más importante es concienciarnos de que es un problema de toda la sociedad. Cuando esto ha empezado a pasar, han comenzado reacciones en contra que nos llevan al pasado. El paso es ponerlo como problema fundamental de esta sociedad y luego hay muchas medidas que se pueden tomar desde las instituciones.

¿Cuál será su prioridad como responsable del instituto?

Nuestro trabajo es informar y aconsejar sobre iniciativas legislativas. Mi prioridad es convertir el instituto en un centro de referencia cultural. Hacemos mucho trabajo soterrado, pero quiero hacer cosas que se vean, exposiciones, una escuela de formación feminista para debatir.

Parece obvio solo el 'sí es sí' en una relación sexual, pero ¿por qué tanta controversia?

No genera controversia entre las feministas y entre nadie con poco que se piense. Pasa como con la violencia, está naturalizado eso de se puede forzar un poco y que no pasa nada. Siempre se ha dicho eso de que cuando una mujer dice no, quiere decir sí, aunque ya no se diga, sigue en el imaginario colectivo. El sí es sí es el consentimiento expreso, que no tiene por qué decirse con la palabra, puede ser una actitud.

El Gobierno presenta una ley sobre libertad sexual, ¿por qué es necesaria?

Es una ley que supone un cambio de paradigma de cómo entendemos el consentimiento de la mujer, de ponerlo en el centro de las relaciones sexuales. Hemos visto en sentencias que algunos jueces llegaron a hablar de jolgorio cuando otros vieron violación y sufrimiento. Es una ley tan importante como la ley integral contra la violencia de género, que puso a España en la vanguardia y va a marcar a una generación.

¿Cuál es su postura sobre la pornografía?

Una de las cosas que tenemos que solucionar es la pornografía, no puede ser que sea el modo en que los niños se eduquen y naturalicen un sexualidad machista a tope y violenta.

¿En qué nota el machismo en la política?

No más que en otros ámbitos. Las organizaciones se declaran feministas pero a la hora de la verdad los recursos no van para el feminismo. Una cosa es decir y otra hacer. Las mujeres somos más intercambiables. En política una cosa es repetir discursos feministas y otra asumirlos. El feminismo es exigente. De palabra, sí, pero a la hora la verdad cuesta.

¿Detecta mucho falso feministas?

No sé si falsos, pero sí débiles.

¿La normalidad llegará cuando sea un ministro y no una ministra quien lleve al bebé al trabajo?

En el caso de Irene Montero, si el bebé lacta es difícil que sea un ministro. Recuerdo que insultaron a Soraya Sáez de Santamaría y a Chacón porque fueron a trabajar sin los bebés. Es terrible, a las madres las critican por todo, tanto si se llevan al bebé, como si lo dejan. Defendí a Soraya y se la echaron encima. Hay un problema social con la maternidad pero no puede ser que no haya forma de hacerlo bien. Es poco feminista no asumir que no hay mecanismos para ponerlo fácil.

¿Qué plus aporta Podemos en las políticas de igualdad?

El plus es que tenemos muchas jóvenes organizadas y con distintas visiones que pueden enriquecer el feminismo.

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