El movimiento feminista tomó ayer las calles con una catarata de actividades para agitar las conciencias de cara a la gran marcha del 8M, en una llamada a mantener el grado de movilización de las convocatorias masivas de los últimos años. Aunque oficialmente este año no habrá huelga laboral (al caer en domingo) y la sombra del coronavirus ha copado la actualidad en la víspera, las reivindicaciones siguen intactas y las mareas moradas volverán a recorrer a lo largo del día de hoy las principales ciudades y capitales de comarca valencianas bajo el lema «Feminisme per a canviar el món».

Como antesala del gran día de la reivindicación de los derechos igualitarios de las trabajadoras, los colectivos feministas llamaron anoche a ocupar con una acampada la plaza de la Virgen de València, donde se sucedieron las actuaciones teatrales y musicales que hoy darán paso a otras actividades vinculadas con el Día de la Mujer: desde un amamantamiento colectivo hasta talleres diversos y monólogos de activistas. Todo para hacer piña antes de la manifestación, que en el caso de València partirá a las 18 horas desde la calle Xàtiva y estará formada por dos columnas, una de las cuales saldrá del CIE de Zapadores a las 16.30 horas. El recorrido terminará en las Torres de Serranos. En Castelló, la marcha también se iniciará a las 18 horas en la plaza María Agustina, mientras que en Alicante comenzará a las 11 h. Durante la mañana de ayer, las acciones feministas se repartieron a lo largo y ancho de la ciudad de València con la participación de las cuatro asambleas del barrio, que visitaron los mercados y organizaron talleres de pancartas y pasacalles entre lo festivo y lo reivindicativo.

Manifiesto para derribar muros

El manifiesto del 8M reivindica el papel primordial de la mujer en el ámbito de los cuidados, en el que exige «corresponsabilidad y el derecho a cuidar y a ser cuidadas», a tiempo que reclama que el tiempo dedicado al cuidado sea reconocido en el cálculo de las pensiones. Los colectivos morados demandan una ley efectiva de igualdad salarial, medidas para erradicar el acoso sexual. También denuncian que la precariedad que afecta a las mujeres se agrava con la edad, por orientación sexual, por ser migrantes o por ser discapacitadas. Por ello, exigen una educación «que no invisibilice a las mujeres» y que introduzca el componente afectivosexual en las escuelas para formar personas en «un mundo de iguales en derechos y de respeto, sin estereotipos de género».