L'Alcora es la cabecera comarcal de l'Alcalatén, al noroeste de la Plana de Castelló. Unos 10.500 habitantes, dos terceras partes de la población de l'Alcalatén. Se halla a 20 kilómetros de Castelló y a 85 de València. Su término comprende un total de 94,8 km2. Limita al oeste con Llucena, al suroeste con Fanzara, al sur con Ribesalbes y Onda, al sureste con Castelló, al este con Sant Joan de Moró, y al norte con Costur y Figueroles. La población en 2018 se reparte entre cuatro núcleos: el casco urbano de l'Alcora (10.031 hab.), los pueblos de La Foia (142 hab.) y de Araia (48 hab.), y la urbanización El Pantà (209 hab.).

La capital municipal se ubica a 284 m de altitud, la Foia a 320 m, Araia a 330 m, la urbanización El Pantà a 158 m, y a solo 100 m s.n.m. el pantano de María Cristina o de Benadressa. En Torremundo, al oeste del término y lindando con Llucena, se superan los 700 m de altitud. Las calles de l'Alcora están parcialmente en cuesta, ya que el núcleo principal está edificado en la parte baja de la montaña de Sant Cristòfol. Se encuentra en la margen derecha del río de l'Alcora o de Llucena, que desemboca en la rambla de la Viuda. En la margen izquierda se encuentra el barranco del Regatell, que desagua en el pantano de Benadressa o de María Cristina.

La Real Fábrica de Loza y Porcelana. Geología, historia y cerámica

La comarca histórica de l'Alcalatén se sitúa al pie del Penyagolosa, sobre su falda SE. Las fracturas de la cobertera mesozoica (jurásica y cretácea) han dejado a la vista un afloramiento triásico del Keuper de considerable magnitud. Esta intrusión o diapiro triásico alberga materiales blandos, como las arcillas, margas y yesos, que fueron atacados por la erosión de los ríos de Llucena (o de l'Alcora) y de Villahermosa, que excavaron profundas barrancadas. La magnitud del diapiro y sus arcillas con propiedades industriales lo convirtieron en un factor de localización de la producción azulejera de l'Alcora, así como de la de sus vecinos Ribesalbes y Onda.

El nacimiento en 1727 y posterior desarrollo de la Real Fábrica de Loza y Porcelana de Alcora marcó para siempre la historia socioeconómica del municipio. L'Alcora destaca desde el punto de vista patrimonial por su legado cerámico. A lo largo del siglo XVIII las piezas de loza fina, tierra de pipa y porcelana tierna de su Real Fábrica alcanzaron gran fama, especialmente en el interior de la Península y, sobre todo, entre las clases altas de la sociedad hispánica. En su Museo de Cerámica se pueden admirar algunas de estas piezas, además de muestras de la tradición alfarera local u obras cerámicas de vanguardia a escala mundial. Además, en los talleres artesanales de la población se pueden adquirir piezas de cerámica decoradas al estilo tradicional alcorino.

La Real Fábrica fue fundada por el ilustrado D. Buenaventura Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea, Conde de Aranda, que tenía vínculos familiares con el histórico señorío de Alcalatén. Con la creación de esta fábrica se sumaba a la política borbónica de establecer una serie de Reales Fábricas destinadas a la producción de artículos de lujo para la aristocracia española. El conde de Aranda escogió l'Alcora como sede de su manufactura real por una serie de factores como la disponibilidad de arcillas de calidad, de agua del río, de bosques para leña y maleza como combustible para los hornos, una antigua tradición alfarera, y buena accesibilidad. La trayectoria de la Real Fábrica de Alcora se diferencia en dos épocas: afrancesamiento y técnica discreta (1727-1749), y técnica depurada (1749-1798). Hacia 1770 comenzó el modelo más genuino de decoración de la Real Fábrica de l'Alcora sobre loza fina, el llamado género Álvaro, por el pintor local Vicent Álvaro, caracterizado por sus diseños polícromos con predominio del amarillo. Sus motivos decorativos fueron imitados en Ribesalbes, Manises e incluso Talavera.

Desde el ayuntamiento de l'Alcora se ha desarrollado una ruta cerámica que incluye entre otras visitas la del Museu de Ceràmica de l'Alcora, talleres artesanos, elementos arquitectónicos decorados con azulejos del núcleo antiguo y paneles cerámicos modernos. Esta ruta peatonal se enriquecerá en el futuro con la valorización de lo que queda de la Real Fábrica y visitará los principales elementos patrimoniales de l'Alcora.

Apuntes del patrimonio cultural de L´Alcora

L'Alcora cuenta con elementos arquitectónicos muy interesantes, como el castillo de l´Alcalatén, la ermita fortificada del Salvador, la Torre del Repés, los portales medievales y las termas romanas de Santa Ana, entre otros.

L'Alcora y su entorno albergan numerosos testimonios del paso de diferentes civilizaciones. Desde los tiempos ibéricos l'Alcora presenta una cierta abundancia de yacimientos, entre los que destacan los poblados de Montmirà (cerca de donde hoy se encuentra el castillo de l'Alcalatén) y el Tossal de les Foies. La dominación romana dejó su huella en la misma partida de Montmirà, pero también en la Perereta y, sobre todo, en la partida Santa, donde hay restos de un gran asentamiento rural, que incluye unas termas romanas y varias lápidas sepulcrales, junto al camino dels Bandejats. Entre los restos musulmanes del término alcorino destaca por su singularidad el castillo de l'Alcalatén, topónimo que significa dos castillos (el de l'Alcora y, tal vez, el de Llucena) y que da nombre a la comarca. También es árabe el origen del topónimo de l'Alcora, ya que al-qura significa alquerías. Cuando el poblado de Alcalatén, situado a los pies del castillo homónimo, dejó de albergar a la mayoría de la población del municipio, sus habitantes bajaron a las alquerías (al-qura) y las poblaron y crearon el actual núcleo urbano, de trazado laberíntico.