Cuando en 1251 los habitantes del Castell Vell decidieron cambiar su asentamiento a la llanura de la costa, nunca imaginaron que aquel traslado seguiría replicándose 800 años después. El próximo domingo, día 15, los castellonenses se irán de romería a repetir la hazaña que sucedió de noche y en mitad de una tormenta. Así lo relata la leyenda: tomaron bastones («gaiatos») a los que engancharon un farol para ver en la oscuridad. Ahora, el camino es hacia la colina del castillo, pues cuando quedó deshabitado, un fraile del monasterio carmelitano del Desert de Les Palmes decidió fundar allí una ermita a Santa María Magdalena. De ahí el nombre de la fiesta que, a diferencia de la mayor parte de celebraciones en el país, solo ese es el vínculo con la religión. Las fiestas patronales de Castelló son en mayo con la Virgen del Lledó; la Magdalena son las fiestas fundacionales, la vuelta al origen de todo un pueblo. Para ello, nueve días de festejos desde el tercer domingo de cuaresma, cuando los antiguos habitantes emprendieron el camino al llano. El inicio de la celebración será el día 14 con el Pregó y el homenaje a Jaume I, quien acreditó la fundación de la ciudad. El domingo, la Romeria de les Canyes hasta la ermita de la Magdalena marca la jornada, pero por la noche se dan cita las Gaiatas, una versión moderna de aquellos bastones con faroles que hoy son grandes monumentos iluminados. Como dice el refrán, y alejando así cualquier similitud con sus fiestas vecinas, las Fallas, la Gaiata es un «esclat de llum sense foc ni fum». Cada comisión construye una, participa en el desfile y vuelve a su sector. Comisiones, «collas», entes vinculados y ayuntamiento son los dinamizadores de una fiesta que se vive en la calle hasta el sábado siguiente, con la ofrenda de flores a la Verge del Lledó, 24 horas antes de que concluyan las fiestas al grito de «Magdalena, vítol».

El vítol a la Magdalena y una agenda que bebe de todas las fiestas

Los dos domingos marcan el calendario de la Magdalena: el primero con la Romería de les Canyes y, el segundo, porque las fiestas llegan a su fin al grito de «Magdalena, vítol». Se trata de una antigua expresión, un sinónimo de «Vixca» que todos gritan cuando las reinas de la Magdalena les interpelan desde el balcón de ayuntamiento. Las fiestas de la Magdalena comprenden 9 días donde hay representaciones de todo tipo: tantas que por si solas son las fiestas propias de otras ciudades. Así, desfilan moros, cristianos y judíos; hay traca para correr, ofrenda floral a la patrona, una romería o una procesión de los penitentes.