El grito de cientos de miles de mujeres retumbó ayer en el centro de València para decir «basta» al machismo y al acoso sexual. Lo hicieron de muchas maneras. Lo cantaron, lo vociferaron e incluso lo escenificaron. Pues la creatividad reivindicativa volvió a ser una de las protagonistas de la jornada. «A las mujeres no se nos toma en serio cuando hablamos de acoso sexual y de abuso. Esto tiene que cambiar ya», reclamó Alexia Corrales, una estudiante de 19 años que, junto a sus amigas, decidió asistir a la manifestación portando carteles que apelaban directamente a las participantes de la marcha: «¿Alguna vez te has sentido perseguida por la calle? ¿Alguna vez te han tocado sin tu consentimiento? ¿Algún hombre se te ha insinuado o te ha piropeado por la calle? Si tu respuesta es 'sí' deja una marca en mi piel». La «performance» causó efecto, pues poco antes de comenzar la marcha, los brazos de Alexia estaban repletos de «síes» escritos con rotulador. «Esto no es nada. Al final, también tendré que dejar que las mujeres escriban el 'sí' en mi frente», aseguró esta joven.

El tono reivindicativo estuvo presente en toda la manifestación del 8-M en València, razón por la cual decidió ir Sonia López, de 42 años. «Tenemos que reclamar un cambio de mentalidad y eso pasa por la educación. No puede ser que en pleno siglo XXI estemos explicando qué es el abuso sexual», comentó esta mujer, que decidió venir con su hija y con su marido. «Vengo porque quiero que mi hija crezca sabiendo que puede ser quien quiera ser, sabiendo que su cuerpo es suyo. No quiero que ella tenga que pasar en su futuro por lo que han tenido que pasar otras mujeres, como la víctima de La Manada», explicó David sosteniendo a su hija de un año en la espalda.

La marcha, encabezada por el bloque no-mixto, comenzó en el Instituto Luis Vives al grito de «Más recursos y menos discursos». El goteo de participantes fue incensante, incluso una hora después de comenzar la manifestación, cuando todavía quedaban grupos rezagados por la calle Colón. Desde allí decidió comenzar Mª Carmen, de 62 años. «El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente. Tiene que impregnar nuestra forma de ver el mundo. Porque las mujeres necesitamos ese cambio revolucionario, el de la igualdad», explicó.

Pese al éxito de la marcha -ya que no hubo incidentes-, lo cierto es que la participación cayó respecto al año pasado y el anterior, donde tuvieron lugar dos manifestaciones feministas que pasaron a la historia en la Comunitat Valenciana, ya que colapsaron la ciudad de València durante horas. La programación de Fallas, la sombra del coronavirus -se notó la falta de asistencia de familias- y la decisión de no convocar huelga hizo mella en el balance oficial de la organización, que cifró la participación en 120.000 personas, una bajada considerable, ya que el año pasado, según los datos que ofreció Asamblea Feminista 8M València, acudieron un millón de personas a la marcha.

Entre los colectivos participantes se encontraba la Asociación Alanna contra la violencia de genero, el Frente abolicionista del País València o la Asociación de Mujeres Divorciadas y Separadas de València. Destacó la presencia de colectivos migrantes, como el Servicio Jesuita a Mujeres migrantes o la Asociación de Supervivientes del Aquarius, que salió desde Tres Forques.

Las pancartas del 8M en València

Las pancartas feministas no decepcionaron tampoco este año. «Es difícil ser luchadora atada de brazos», escribió una de las participantes, mientras que otra decidió apelar directamente a los referentes Disney con una imagen de la Sirenita junto al siguiente mensaje: «No pedí tener piernas para poder abrirlas».

Durante el recorrido, también se escuchó la popular canción «El violador eres tú», el himno feminista nacido en Chile que se ha extendido con rapidez por todo el mundo. De hecho, la música impregnó la manifestación de principio a fin con batucadas y grupos de tabal y dolçaina. Incluso hizo acto de presencia la tuna de mujeres de la Facultad de Medicina de la Universitat de València.

Sin embargo, muchas de las participantes apuntaron a la necesidad de ver el 8M como un día reivindicativo, no festivo. «El día de la mujer es un día de lucha, porque tenemos muy poco que celebrar. Sufrimos acoso, discriminación y nos están asesinando. Feliz será el día que no falte ninguna», exclamó una de las asistentes, ya que ayer una mujer fue asesinada de un tiro en la cabeza a manos de su pareja en Villanueva de Castellón.

La cabeza de la manifestación del 8-M en València llegó en torno a las 20 horas a las Torres de Serranos, donde los grupos organizadores, el Colectivo Feminista del País Valencià y la Asamblea Feminista 8M, pronunciaron un manifiesto titulado «Feminismo para cambiar el mundo», que hizo referencia a los cuidados, a la brecha de género, a la precariedad de la mujer migrante, al maltrato y a la necesidad de implicar al sector educativo en un cambio de mentalidad. «Exigimos una educación que no invisibilice a las mujeres, una educación en valores, donde la coeducación y la educación afectivosexual en las escuelas formen personas para un mundo de iguales en derechos y el respeto, sin estereotipos de género», clamó una de las portavoces del colectivo ante cientos de mujeres que abarrotaron el puente de Serranos.

«Reivindicamos la libertad sexual de las mujeres, el derecho a ser felices, a vivir como queramos. A los que protagonizan la ola reaccionaria y patriarcal, las mujeres respondemos con este tsunami feminista. ¡Ni un paso atrás!».