La crisis del coronavirus podría tener un impacto económico similar a la de 2008, según la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, lo que movió ayer incluso a Alemania a apostar por la flexibilización del déficit público, y sigue dejando cada día un goteo de efectos en sectores como el turismo o la industria de automóvil, entre otros. El BCE podría rebajar hoy los tipos de interés, como ya hiciera la Reserva Federal estadounidense (Fed) la semana pasada por sorpresa, y los gobiernos se afanan en diseñar paquetes de medidas de apoyo a la economía para evitar una recesión que ya avanzan algunos institutos de opinión.

Así, el Consejo de Gobierno del BCE comunicará qué cambios realizarán en la política monetaria con el objetivo de atajar el impacto del coronavirus Covid-19 en la economía de la zona euro. La atención de los inversores está puesta en el instituto emisor después de que tanto la Reserva Federal de Estados Unidos como el Banco de Inglaterra decidieran reunirse de forma extraordinaria y anunciaran sendas rebajas de los tipos de interés en 50 puntos básicos. El Banco de Canadá también anunció en los últimos días una rebaja similar en el precio del dinero, aunque en su caso se esperó a la reunión ordinaria de política monetaria.

La posibilidad de que el BCE apruebe un nuevo plan de estímulos, pese a que ya anunció uno el pasado mes de septiembre, con Draghi todavía al frente, se ha incrementado tras las palabras de Lagarde, quien alertó a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE que la epidemia del coronavirus amenaza con provocar una crisis semejante a la de 2008. «Esta es la primera prueba real de Lagarde como presidenta y la reacción del BCE durante la semana pasada subraya el enfoque bastante diferente bajo el nuevo liderazgo», indicó el gestor de carteras de Pimco Konstantin Veit.

La reunión de política monetaria que tendrá lugar este jueves marcará también la jornada en los mercados debido a que el BCE actualizará sus previsiones económicas para el conjunto de la zona euro.

El pasado febrero, el economista jefe de la autoridad monetaria, Philip Lane, explicó que el brote vírico suponía el «mayor dolor de cabeza» para las proyecciones macroeconómicas del BCE. En ese momento, estimó que el Covid-19 tendría un impacto en «forma de V», aunque desde entonces se han multiplicado los contagios y las muertes. «Sin apenas munición y enfrentándose a un 'shock' externo que no puede ser compensado con políticas económicas, el BCE tendrá que realizar un equilibrio cuidadoso entre las palabras y los hechos», indicó el economista de ING para la eurozona, Carsten Brzeski.