Alexander tiene 3 años y Trastorno de Espectro Autista (TEA), un diagnóstico que ha hecho cambiar la vida de la familia. Este curso, comenzó «el cole de mayores» y ante la falta de aulas específicas en su municipio (Catarroja) el pequeño acude a un aula ordinaria en el colegio CEIP Bertomeu Llorens.
Sin embargo, y a pesar del «buen trato» que recibe el niño en el colegio, su madre, Ana Vilariño, denuncia una situación de «desamparo» por parte de la Administración ya que no está recibiendo «los apoyos que necesita y que en esta etapa de su vida son, además, clave según me explicó el gabinete psicopedagógico que fue quien valoró a mi hijo y emitió un dictamen donde dice que mi hijo necesita toda la estimulación y ayuda posible y un educador a tiempo completo ya que el niño aún no controla esfínteres y tiene problemas con la comida y con el lenguaje». De las cinco horas lectivas que tiene Alexander cada día, el niño recibe una hora o 45 minutos de AL (Audición y Lenguaje) y otros 45 minutos de PT (pedagogía terapéutica). Esa es la formación especializada que ha dejado a la familia, además, sin la ayuda «extra» que supone las becas BEC del Ministerio de Educación para que las familias de alumnos con necesidades especiales puedan sufragar terapias privadas que «completen» los refuerzos que reciben en los colegios.
«La orientadora del colegio decidió no tramitar la beca de mi hijo al considerar que ya recibe en el colegio las apoyos necesarios. Una hora de PT y una hora de AL al día, y si llega. He puesto una reclamación pero ahora mi hijo no recibe otra terapia porque no tengo cómo pagarla», explica. El alumno de 3 años, además, debería contar con la presencia de un educador que le acompañara en su jornada escolar. Sin embargo ese educador solo le atiende 45 minutos al día, y solo por las tardes.
Y es ahí cuando la madre admite que ya no puede más ya que se ve obligada a acudir al centro a diario para cambiarle, al menos, el pañal a su hijo. Y todo ello con un bebé de 6 meses. «Imposible trabajar, no podemos permitirnos el pago de terapias privadas y al final siento que mi hijo está desatendido. No por el personal en sí del centro, que hace lo que puede, sino por la falta de apoyos para mi hijo. Acepté ir al centro a cambiarle el pañal a mi hijo, claro. ¿Qué otra cosa podía hacer? En cuanto me llaman acudo, y voy casi todos los días las veces que haga falta pero entiendo que esta no es manera de funcionar. Cuando lo valoraron me insistieron mucho en que estos años son cruciales para su desarrollo y creo que la atención que recibe es insuficiente», explica la madre de Alexander.
Reorganizar recursos
La Conselleria de Educación, por su parte, está trabajando «en diferentes opciones para ampliar las horas de atención de educador» a este alumno. «En estos momentos, dada la necesidad de apoyo que presenta el alumno, estamos tratando de reorganizar los recursos de educadores destinados a los centros educativos del municipio para habilitar una atención inmediata. Esto pasa por completar la jornada de alguno de los educadores que no están a jornada completa y, si no es posible, crear una nueva plaza de educador», afirman desde la conselleria.
Y añaden: «Asimismo la Dirección General de Inclusión mantendrá contacto directo con el centro educativo después de toda la información que se está recabando al respecto por parte de la inspección educativa». Eso sí, las mismas fuentes recalcan que el menor recibe atención especializada «el 50 % de la jornada escolar. Por parte del personal de AL (5 sesiones a la semana), de PT (5 sesiones semanales) y de la Educadora de Educación Especial (4 sesiones semanales). El resto de horas el niño está atendido por la tutora o por la coordinadora de Infantil».
