Quien tiene problemas de movilidad o quien precisa de ayuda para las tareas cotidianas por cualquier diversidad funcional puede tener una vida bien diferente si cuenta con una casa domotizada.

Sin embargo, cada uno precisa de unas necesidades y la empresa Tilúa Asistencia se encarga, precisamente, de estudiar qué necesidades tiene el usuario y qué tecnología hay en el mercado para adaptarla a su perfil. El objetivo, pues, es acercar la domótica a personas con diversidad funcional y así mejorar su calidad de vida y la tranquilidad de sus familias. Y desterrar el mito de que la domótica es un lujo solo al alcance de unos pocos.

Por eso, Tilúa Asistencia no es una empresa de domótica cualquiera, es una empresa de domótica «asistencial». Este proyecto tiene una responsable. Se llama Emilia Méndez Barrios, tiene 32 años y es ingeniera industrial, especializada en electrónica y automatización. Méndez fue galardonada con el premio Talento Joven del periódico Levante-EMV en la categoría de Acción Social, en la VII edición, y asegura que el galardón le permitirá «seguir creciendo en una empresa que aún está despegando y que, a día de hoy, no permite a quienes formamos parte del proyecto poder vivir de él. Es un gran reconocimiento y estoy muy contenta».

Y es que esta joven cambió su vida de la noche a la mañana. «Trabajaba en empresas de automatización haciendo instalaciones en grandes tiendas alimenticias referentes del sector a nivel nacional y en viviendas unifamiliares. Y en un momento determinado pensé que mis conocimientos podrían servir a la sociedad para romper los paradigmas y prejuicios sociales referentes a las personas con discapacidad, y las barreras limitantes que la propia sociedad les establece», explica. Y empezó a trabajar en un proyecto diferente, pionero en la Comunitat Valenciana. Y de este modo nació Tilúa Asistencia.

«Ahora hay muchas tecnologías que no son muy caras, aunque tienes que conocer el sistema y sus posibles adaptaciones. Tilúa Asistencia cuenta con una serie de terapeutas ocupacionales para personalizar cada caso. Hay muchas cosas en el mercado que se pueden adaptar, integrando sistemas o realizando modificaciones. Y así, con la voz, con un simple movimiento del mentón o de la mano se puede mejorar, y mucho, la vida de las personas. Para que puedan encender las luces sin moverse, o levantar una persiana al despertarse, o activar una palanca para comunicarse, o generar rutinas para poder realizar tareas por su cuenta.La tecnología no estaba llegando a la parte social que la necesita y eso es lo que nosotros queremos cambiar. Está demostrado que ser capaz de manejar facetas de la vida de manera autónoma conlleva subidas de autoestima y por tanto mejora la calidad de vida», explica la joven empresaria.

De momento, Tilúa Asistencia cuenta con unos diez usuarios y otros tantos presupuestos en marcha. El premio Talento Joven otorgado por Levante-EMV les permite crecer. «No tenemos un sistema cerrado porque consiste en personalizar el servicio. Así que hacemos muchos presupuestos en función de las necesidades del cliente y de lo que ya está inventado para adaptarlo. El premio nos permite crecer y mejorar porque, a día de hoy, no hemos visto beneficios económicos en una empresa que pretende ser social, pero que persigue la viabilidad económica», explica la ingeniera.

Un servicio, cuatro pilares

El servicio se basa en cuatro pilares. Primero realizan un estudio de necesidades, se desplazan al hogar y ven en qué pueden ayudar. «Esto no solo dependerá de las necesidades de las personas sino de sus gustos y de la inversión que se quiera o pueda realizar. Además si puede tener alguna subvención, también se la gestionamos», recalca Méndez.

Tras el estudio, la empresa realiza una solución distinta para cada persona en cada situación. La solución es totalmente personalizada «e intentará modificar lo menos posible el hogar para tener el menor impacto negativo».

Si el cliente acepta la solución ofertada se procede a la instalación. «Generalmente en menos de un día y con elementos de domótica no especializados. Con esto facilitamos el mantenimiento y nos preparamos para posibles ampliaciones. El cliente solo se tiene que preocupar de abrirnos la puerta», explica.

Por último, se enseña el funcionamiento de la instalación. «El aprendizaje puede ser desde un simple manual con las nuevas opciones que tiene la casa hasta unas cuantas sesiones de terapia ocupacional en la que usaremos el hogar y la domótica para entrenar distintas habilidades y poder recuperar o prolongar la independencia», argumenta Emilia Méndez y añade: «Todo esto lo hacemos buscando hacer la menor cantidad de cambios en el hogar y sin apenas obras».

La empresa cuenta con la colaboración de profesionales en terapia ocupacional, informática, electrónica y marketing online y un reto claro ya que «en pleno siglo XXI hay muchas personas a las que los avances tecnológicos no llegan, ya sea por edad, por capacidades, por cultura o por gustos. En la actualidad, la tecnología está al alcance de todo el mundo y con los conocimientos y la imaginación necesaria se puede hacer pequeños sistemas que faciliten la vida a las personas y a sus asistentes».