La bolsa ha vivido esta semana una jornada simplemente horrible, con un jueves que pasará a la historia por la magnitud del descenso del Ibex 35, que se desplomó un 14 %, la mayor caída de su trayectoria. Todos los valores han sufrido la desconfianza de los inversores, pero ha sido el sector bancario el que acumula, junto a las empresas relacionados con el turismo, las bajadas más voluminosas. Echando la vista atrás a hace un mes, cuando el coronavirus parecía algo tan lejano y circunscrito a China, las entidades financieras cotizadas en bolsa han experimentado un descenso del 40 %. No se ha salvado nadie. El mejor comportamiento hasta el viernes correspondió a Bankinter y Unicaja, que cayeron más del 37 %.

Las pérdidas en capitalización bursátil son enormes. Los tres bancos con sede social en la Comunitat ?Bankia, CaixaBank y Sabadell-, se han dejado en el camino 11.300 millones de euros, de los cuales 2.270 corresponden a la cofundada por Bancaja, 6.770 a la entidad catalana que absorbió el Banco de Valencia y 2.260 a la que se quedó con la CAM. Los números rojos, sin embargo, se atenuaron en la jornada de ayer, cuando las tres entidades recuperaron algo de terreno, en parte gracias, según fuentes financieras, a la decisión de la CNMV de prohibir las posiciones cortas, es decir los movimientos de los inversores que apuestan a que un valor bajará para ganar dinero.

¿Puede la debilidad de las entidades financieras propiciar la ronda de fusiones de la que se venía hablando en los últimos meses? El director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Joaquín Maudos, responde rotundamente que no, porque «es imposible en estos momentos valorar un banco. Su cotización está distorsionada. El precio en bolsa es irreal, no tiene nada que ver con los fundamentos de los bancos».

El experto añade que el BCE «es consciente del desplome» y por eso en su reunión del jueves, la misma que contribuyó a hundir las bolsas al entender los inversores que había sido poco contundente, «ha relajado la normativa bancaria que regula la solvencia y la liquidez de forma transitoria.